[AAR - X4] Kaibu Hariken

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Kajind
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[AAR - X4] Kaibu Hariken

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¡Buenas! Aquí un jugador recién llegado a la serie X4, con más horas echadas leyendo y viendo tutoriales que jugando :mrgreen:

De primeras, me encanta la naturaleza de este sandbox, que te permite desde seguir tramas a montarte tu propia partida e historia, con una profundidad que apabulla y fascina a partes iguales cuando os leo. Tengo muy poco tiempo para jugar y soy un "jugador de ritmo lento", saboreando el camino, así que preveo que esta primera partida con el inicio en el Protectorado Terran me va a durar muuuucho tiempo y que ni siquiera se a dónde me va a llevar. Además, me gusta rolearlo, así que en las decisiones que tome dentro de juego (qué misiones o acciones emprender) y fuera de juego (por ejemplo, no usaré las cápsulas de "teleport" para la tripulación salvo en naves que estén una junto a la otra).

Y como otra manera que tengo de disfrutar inmersivamente este tipo de historias y partidas largas de videojuegos es escribiendo breves capítulos sobre ellas, X4 no va a ser menos! Os dejo en este hilo los mini-capítulos que vaya escribiendo, de una historia que ni yo mismo se ahora a dónde me van a llevar. Ojo con los spoilers, porque supongo que publicaré sobre el desarrollo de la trama Terran (y quizás otras) en los capítulos. Nos leemos!!


ÍNDICE:
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Kajind
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Re: [AAR - X4] Kaibu Hariken

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29-09-2995: Una triple vida

El enorme carguero clase Okinawa se desplaza lentamente entrando en el área de atraque de la estación dirigida por los Pioneros de Segaris. Con el ruido de sus motores maniobrando, la nave se acerca al punto de atraque establecido sin dificultades, debido al poco tráfico presente. Esta estación es el muelle de referencia de los pioneros, ubicada convenientemente en el sector Triunfo de Brennan, cerca de la puerta de salto hacia el espacio del Protectorado Terran. Pero el intenso tráfico comercial tiene como destino otras estaciones, así que un ambiente de tranquilidad se respira en la zona de atraques de los muelles.

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En una de las áreas pequeñas de atraque, dos personas conversan en la cabina de una nave clase Rapier impoluta, sin rasguños ni rastros de desgaste. La mujer, sentada en el asiento del piloto, le muestra al detalle la consola de mandos al hombre enfundado en el uniforme de piloto Terran que observa de pie tras ella.

-No tendrás la mayor aceleración, pero con los motores MK3 que tiene esta pequeña máquina serás capaz de alcanzar los 384 metros por segundo en largas distancias. Es lo que me pediste, lo más veloz que pudiera conseguir, ¿verdad? -asegura Mizuki girándose en su asiento hacia Kaibu, que mira con curiosidad los detalles de la cabina.

-Sí, sí, es ideal… -responde Kaibu con la atención distraída en la nave. Necesito un transporte rápido y discreto a otros sectores, así que esta nave me viene como anillo al dedo. El piloto baja la mirada hacia la mujer y le pregunta: Solo me queda que alguien de confianza se ponga a los mandos. ¿Sigues estando interesada en ser la capitana de esta nave? -pregunta directamente.

La mujer responde al instante con espontaneidad: ¡Claro que estoy interesada, Kaibu! ¡Lo que sea por salir de ese trozo de roca de ahí abajo!

Kaibu asiente satisfecho ante la respuesta de Mizuki. En un instante se le viene a la cabeza el doloroso recuerdo de la última vez que coincidió físicamente con la mujer. Entonces tenían menos de diez años. Kaibu observaba desde la puerta de su vivienda como los gemelos Mizuki y Kazuo se montaban en un transporte militar bajo los brazos de su madre, flanqueados por soldados. Hasta entonces habían sido vecinos y los tres mejores amigos, fantaseando a menudo con graduarse como cadetes y ser pilotos de la misma flota espacial del Protectorado Terran, como sus propios progenitores lo eran. Aquel día acabaron todas las fantasías, pues su familia fue desterrada de los sectores del Protectorado. El padre de los gemelos había sido acusado del crimen de alta traición y ejecutado, un oscuro episodio del que Kaibu nunca ha sabido los detalles.

-Además, yo siempre cumplo mi palabra -afirma Mizuko levantándose. Y dijimos que algún día volaríamos juntos, ¿no? -señala mientras levanta el puño hacia Kaibu, en un gesto de saludo que el piloto responde chocándole el puño y que era habitual hacer cuando eran niños. A ambos se les viene el triste recuerdo de Kazuo, que participaba del saludo conjunto de los tres. Según Mizuki murió hace un par de años en un accidente de tráfico en el planeta Taurus, donde fueron desterrados años atrás.

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La misma Mizuki sigue hablando para alejar los fantasmas del pasado. Bien, ¿podemos ahora hablar sobre lo que te traes entre manos? El secretismo de no poder decir información sensible en nuestras comunicaciones me tiene intrigada.

-¡Claro! -afirma el piloto, que se asegura de cerrar la puerta de la nave antes de hablar. Como podrás haber deducido por mi uniforme, finalmente me gradué en las Fuerzas Aéreas del Protectorado. Ahora mismo soy Oficial de Patrulla, recorriendo en caza con mi tripulación el espacio del Protectorado y de los Pioneros en asistencia a cualquier necesidad o amenaza.

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-Sin embargo, hay unos cuantos individuos que nos hemos unido y creado un grupo de pilotos, por intereses comunes. Tenemos una pequeña estación espacial alrededor de un asteroide en el sector de los reptilianos Gran Intercambio I. Y por ahora no me interesa tener que dar explicaciones en el Protectorado sobre estas actividades, así que necesito una manera discreta y veloz de viajar de aquí a allá -afirma Kaibu.

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-Ajá… -comenta pensativa Mizuki con una ceja levantada. Ahora me explico por qué no te has buscado una flamante exploradora Terran. Alguien está haciendo travesuras a las espaldas del Protectorado -dice divertida.

Sin embargo, la broma no le hace gracia a Kaibu. Sabe de buena tinta la actitud del Protectorado respecto a las otras razas del espacio y cómo se las gasta con los díscolos entre sus filas. El padre de Mizuki también lo supo en su momento. Con gesto más serio responde: Esto no es para tomárselo a la ligera, Mizuki. No quiero que se sepa mi relación con este grupo. Y un caza Terran en el espacio Teladi llama mucho la atención. Así que necesito que seas discreta y eficaz, usando el espacio de los Pioneros como nexo entre el Protectorado y mi base.

El piloto desvía la vista observando el interior de la nave para suavizar su comentario tajante, pero a la nueva capitana no se le escapa las últimas palabras de Kaibu: “mi base”. Sin embargo, opta por ser prudente, no decir nada y observar en qué está metido su amigo de la infancia.

-De hecho, ese es el nombre que va a tener esta Rapier -comenta con tono animado y mirando de nuevo a Mizuki. Nexo.

-Muy bien.. Nexo. Me gusta -responde Mizuki con tono casual. Y… ¿qué problemas me puedo encontrar en el camino entre el Protectorado y tu base? -dice remarcando las dos últimas palabras, incapaz de resistir la tentación de señalar el matiz que ha percibido en las palabras de Kaibu.

Al piloto no se le escapa el matiz de su amiga. Pero debido a la particular situación por la que se ha hecho el líder del grupo de pilotos con base en aquella estación, prefiere no profundizar por ahora en el asunto. Ya llegará el momento de explicarle la anomalía que le teletransporto repentinamente junto a la estación espacial en Gran Intercambio I y las negociaciones en las que los residentes de la estación, el reptiliano que le rescató y él mismo acordaron asociarse.

-El camino más directo implica cruzar el espacio de los argonitas, tanto la República de Antígona como la Federación de Argon. No debería haber problemas, aunque te advierto que en el sector de El Hoyo se reportan con cierta frecuencia ataques xenon y perdí a unos compañeros pilotos allí no hace mucho -señala con un tono un poco triste.

Por otra parte, -prosigue- es posible dar un rodeo y tomar el Anillo para evitar entrar en la Federación. Pero eso te llevará a cruzar los sectores de los paranid en los cuales no somos bienvenidos. Si alguna vez coges esta alternativa, no te detengas por allí.

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-Entendido -responde la mujer con parquedad, aunque añade en tono animado. Nunca he pilotado más allá del espacio de los Pioneros, así que estoy contenta de lo que me propones. ¿Cuándo empezamos? -dice motivada, suponiendo que hay muchas más cosas que Kaibu no le está contando. Su base en un sector lejano, un oficial del Protectorado realizando actividades a escondidas, explorar y esquivar los peligros de la galaxia… Aunque le pueda meter en problemas, las expectativas son mucho mejores que la vida rutinaria que le esperaba trabajando en un astillero terrestre si su viejo amigo no hubiera aparecido.

-Pues en cuanto estés lista. Si tienes equipaje o materiales en la estación, cárgalo en la Nexo y despegamos de inmediato -afirma el hombre.

-¡Genial! -exclama la mujer mientras se acerca a la puerta de la nave y acciona su apertura. ¿Vamos a visitar tu base en el sector reptiliano?

-No, primero tenemos que vernos con alguien en una nave científica. Los últimos informes que tengo es que se encuentra navegando por ahora en el sector de El Hoyo, aunque si nos retrasamos es posible que se marche a otro lugar. ¡No pierdas el tiempo, que salimos cuanto antes! -ordena, lo cual provoca que Mizuki se marche a paso rápido sin perder un instante.

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Kaibu observa como la nueva capitana se marcha por la zona de atraque y se pierde por una de las puertas automáticas de los ascensores del muelle. Se siente contento, no solo por ver de nuevo después de tanto tiempo a Mizuki, lo cual le despierta recuerdos emotivos que llevaban tiempo guardados. También le da la seguridad de confiar en ella al 100%. Mizuki no tiene lazos actualmente con el Protectorado ni ningún otro vínculo que pueda ir en contra de sus intereses, así que es la persona ideal en la que confiar y contarle sus secretos.

Aunque hay un secreto oculto, el cual no le va a revelar a la mujer. Otra de las razones por las cuales se ha agenciado una nave rápida y discreta con la que moverse por el espacio sin llamar la atención ni tener que reportar a nadie. Desde hace unos meses Kaibu fue reclutado por la Agencia del Servicio Secreto del Protectorado Terran. Fue testigo involuntario de un asunto de máximo secreto que implicaba una amenaza de seguridad espacial para el Protectorado, pero su actuación a los mandos de un caza ligero fue valiente y decisiva para evitar males mayores. Ante la necesidad de controlar “la fuga de información” tras el incidente, la Agente Delilah Shiratori contactó con él, realizando una propuesta que el piloto no pudo rechazar (literalmente).

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A través de la agente Shiratori, Kaibu trabaja encubiertamente a favor de los intereses del Protectorado. De hecho, el encuentro en la nave científica al que se encaminan es parte de su trabajo encubierto para informar al Protectorado de las actividades internas de los pioneros…
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06-10-2995: Dentro del Protectorado Terran

-¿Cómo? -la expresión de la agente Shiratori no deja lugar a dudas de lo poco que le han gustado las últimas palabras de Kaibu. El Oficial de Patrulla se fuerza a respirar pausadamente a pesar de que su corazón empieza a palpitar con más fuerza.

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-Los pioneros han conseguido los procedimientos de terraformación extrayéndolos de un pecio abandonado en el sub-sector Tierra, mediante una incursión encubierta hace unos días -repite casi como una grabación sus palabras anteriores. La mirada fija de la agente sobre él y su silencio empujan a Kaibu a seguir explicando lo que ha averiguado de los pioneros.

-El Dr. Feynman me puso en contacto con un científico, un tal Kuromanckami. Me pidió rescatar una pequeña nave científica de la neblina tóxica de El Hoyo, siguiendo algunas balizas protegidas por torretas -explica el Oficial procurando mantener un tono neutro en sus palabras.

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-Por lo que tengo entendido, tras ser liberada esta nave científica activó una cobertura para pasar desapercibida a la vista de las patrullas del Protectorado. Gracias a ello logró llegar hasta los sectores interiores del Protectorado, introducirse en los restos de una estación o una nave capital y sacar la información de los protocolos de terraformación. No conozco los detalles, pero el director del Proyecto Génesis estaba muy contento -mintió, procurando que su tono de voz no delatara su nerviosismo.

De hecho, fue el mismo Kaibu quién pilotó la nave encubierta que, entrando por el sector Getsu Fune, alcanzó el pecio en la órbita del planeta Tierra. Se introdujo en el sistema de los restos destruyendo las defensas y saltándose los protocolos de seguridad aún activos del pecio. Y finalmente huyó atracando en un gran carguero de los pioneros para no levantar sospechas.

Si la intención del Protectorado era evitar que los pioneros consiguieran los procedimientos de terraformación, Kaibu ha tirado por tierra sus esfuerzos. Pero el Oficial se justifica a sí mismo en su mente: estaba siguiendo órdenes como piloto infiltrado en el Proyecto Génesis y debía seguir las indicaciones del Dr. Feynman.

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La agente Shiratori comienza a dar órdenes en voz alta que su secretario, la única otra persona presente en la amplia sala, comienza a ejecutar delante de una pantalla: Analizad los datos de tráfico espacial al sector Tierra 24 horas antes y después del incidente en el Torus Aternal, así como cualquier grabación registrada en las patrullas, buscando posibles naves intrusas encubiertas que se dirigieran al lugar de la infiltración. Y convoca a mi presencia al analista que catalogó el incidente como “un saqueo sin consecuencias de contrabandistas de chatarra” -dice con un tono amenazador.

Aunque es un tipo disciplinado y regio cuando se lo propone, Kaibu nota el sudor fluyendo por sus costados bajo su uniforme. Esa “nave intrusa encubierta” se encuentra ahora patrullando el perímetro de la antigua base de los pioneros que ha ocupado Kaibu y otros pocos, la que fue teletransportada por una anomalía al sector Gran Intercambio I. Por fortuna, está bastante lejos para ser detectada por el Protectorado, porque cualquier conexión entre él y la infiltración en el sector Tierra puede tener consecuencias funestas para el Oficial.

-Ahora es comprensible por qué los pioneros están armando equipos técnicos de colonización hacia Terranova y Segaris -dice mirando a algún punto al frente suya. Aunque al instante su mirada vuelve otra vez a cruzarse con la de Kaibu: Haz un informe detallado de todo lo que sepas al respecto -ordena, provocando el asentimiento disciplinado del Oficial.

Pero las instrucciones de la agente Shiratori no acaban ahí: Mantén tu cobertura como pionero cerca del Dr. Feynman. Nos interesa tenerlo vigilado de cerca, así que sigue trabajándote su confianza en corto. Ignora por ahora lo relacionado con la teleportación de la estación espacial. Esta última orden tranquiliza un poco a Kaibu. Que la estación que ha ocupado secretamente pierda relevancia también minimiza los riesgos de que sus movimientos ocultos sean descubiertos.

-Pero si te enteras algo sobre el boron que reside en la estación, infórmame al instante -añade la Agente.

El rictus rígido de Kaibu disimula la tensión que le añade esta última instrucción. El Oficial nunca ha revelado en sus informes nada sobre el alienígena acuático Boso Ta que se dedica a sus investigaciones en la estación. Supone al instante que el Protectorado debe tener algún otro espía dentro del cuerpo científico de los pioneros que le ha pasado esta información. ¿Un Boron? -pregunta fingiendo extrañeza.

-En el interior de la estación reside un boron con quien el Dr. Feynman ha tenido contactos y posiblemente colaboren. Los tratos que estén haciendo los pioneros con alienígenas al margen del Protectorado son información crítica que debemos conocer, así que abre los ojos cuando estés allí -relata la agente, asintiendo Kaibu al momento.

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-Parte ahora. Pero quiero tu informe en las próximas tres horas -advierte con tono severo. Kaibu asiente con una leve inclinación de cabeza y, en silencio, se gira y se encamina a paso rápido al exterior de la sala.

Al salir a los pasillos de la estación el Oficial respira hondo sin dejar de caminar hacia los ascensores. La agente Shiratori parece tener mucho poder en la Agencia y muy poca paciencia con los errores. Kaibu está seguro que si ella se entera de todas las mentiras que le está soltando para encubrir sus pasos, es hombre muerto.

Pero ahora debe dejar estas preocupaciones de lado y volver a fingir que es un Oficial de Patrulla más. Coge su intercomunicador y habla con alguien al otro lado: Capitana Santiago, hora de encender los motores. Llego en unos momentos.

Y, sin embargo, no puede evitar que su mente vuelva otra vez a la tensa incursión para los pioneros. Fue una extraña sensación viajar como un fugitivo por los sectores del Protectorado que tan bien conoce… como si fuera un traidor. Además, los protocolos de terraformación no solo han llegado a manos del Dr. Feynman, sino también a su aliada alienígena boron, que los descifró y entregó generosamente los resultados procesados a los pioneros desde la estación.

Kaibu cada vez tiene la sensación de estar metiéndose en demasiados líos de los que no va a poder salir fácilmente. Ni siquiera le apetece detenerse en el bar a olvidar las preocupaciones: solo quiere salir de la estación donde la Agencia del Servicio Secreto tiene su sede, en el sector Marte. Sin perder el tiempo, sale del ascensor y recorre los escasos metros que le separan de la Gla-Kai, el caza pesado que tiene asignado como Oficial de Patrulla.

Al subir por la pasarela, la Capitana Santiago se gira desde el asiento de pilotaje para preguntarle: ¿Cómo ha ido todo, Oficial? Creíamos que nos iba a convocar para tomar algo en el bar -comenta de buen ánimo. Mailli Santiago y Yorimi Collins son las subordinadas de Kaibu desde que le fue asignada la Gla-Kai hace varios meses. El ambiente es bueno a bordo del caza y no se suele perder el respeto a la jerarquía, aunque alguna vez Kaibu ha tenido que ponerse serio para parar la camaradería.

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-Ha ido bien, palmadita en la espalda por la recuperación del Trueno Aterciopelado -miente con naturalidad. Kaibu le ha contado a su equipo que ha ido a informar en persona respecto al rescate del caza que fue neutralizado pero no destruído por los xenon en una de las Puertas de Salto de Getsu Fune. Pero me han advertido que no nos relajemos. Con el Trueno Aterciopelado en nuestra escuadra, tenemos que demostrar más que cuando patrullábamos a solas. Conéctame con el Trueno, Collins -ordena mientras se posiciona delante de la consola de la cabina.

-De inmediato, Oficial -responde una voz de mujer desde los altavoces de la cabina. En cuestión de segundos, la pantalla de la consola se enciende y el rostro de un joven cadete aparece al otro lado.

-Hola, Capitán Adegboye -saluda Kaibu apoyándose con ambas manos a los lados del teclado para reposar.

-Saludos, Oficial Hariken. Aquí el Capitán Adegboye del Trueno Aterciopelado IJF768, atracado en el muelle espacial del sector Júpiter. El saludo del Capitán sigue al detalle el protocolo de comunicaciones de la Academia de Cadetes del Protectorado. Sin duda, le han asignado una tripulación recién licenciada que todavía piensa que hay que seguir todas las reglas que les enseñan.

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-Capitán, ¿cuál es el estado de su nave? ¿Pueden incorporarse a patrullar junto a la Gla-Kai? -pregunta, deseando saber si el caza pesado recuperado está en condiciones de ser un apoyo.

-Los mecánicos han asegurado que la nave tiene una segunda vida útil y que tras las reparaciones ya puede incorporarse al servicio. Sin embargo… -dice algo incómodo- …no han efectuado todas las mejoras que usted indicó, Oficial. Al parecer, algún problema con el presupuesto asignado a su escuadra, que no es suficiente. Pero al menos tiene instalados dos láseres de pulsos MK2, con lo que debería bastar para dar un buen fuego de cobertura.

Kaibu maldice en su interior la burocracia. Considera que el Protectorado tiene créditos para gastar sin problema y él tiene que ir mendigando migajas a los secretarios de oficinas para tener una nave en condiciones. Tras suspirar profundamente, ordena: Collins, contacta con Contabilidad y mira si pueden resolver esto, que no podemos estar defendiendo la Tierra a medio gas.

-Recibido, Capitán. Me pongo a ello -asegura de nuevo la voz a través del altavoz.

-Oficial, hasta que este trámite esté resuelto, ¿quiere que despeguemos y viajemos a su posición? -pregunta el joven Capitán. Se le ve a la distancia la ilusión por comenzar el servicio junto a la Gla-Kai.

-Collins, ¿qué prioridad tenemos entre los avisos? -consulta el Oficial en voz alta.

-Aumento de la actividad delictiva en Saturno 2. Contrabando y actividades ilegales de baja peligrosidad, pero nos requieren para poner orden -responde solícita Collins.

-Entonces aguárdanos en el muelle de Júpiter, Capitán. En cuanto entremos en el sector, supongo que en menos de una hora, os avisamos para que os unáis en la escuadra -señala Kaibu. Cambio y corto -dice pulsando un par de teclas de la consola y cortando la comunicación, sin dar tiempo al joven Capitán a responder.

Kaibu se gira hacia la Capitana, que le mira y le pregunta: ¿Cuál es nuestro destino, Oficial? No tardamos ni de lejos una hora en llegar al sector Júpiter…

-Exacto. Porque vamos al muelle espacial de Marte. Despegando -ordena, tras lo cual vuelve a girarse a la consola y empieza a manipular el teclado.

-¿Al muelle? La nave está en perfectas condiciones, Oficial. ¿Me he perdido algo? -pregunta la Capitana mientras comienza a activar el protocolo de despegue, recogiendo la pasarela y cerrando la compuerta de la Gla-Kai.

-No… -responde con aire distraído Kaibu. Quiero preguntar por los precios de las naves mineras. A lo mejor invierto en alguna para sacarme un sobresueldo… y para hacer prosperar al Protectorado, ¡claro! -dice al final en tono jocoso, lo que provoca una media sonrisa en la Capitana.

-Tiene sentido que necesite un ingreso extra, Oficial. A ninguna nos pasa desapercibida sus escapadas a Triunfo de Brennan… pagarse los gustos caros de Taurus no debe ser fácil con el sueldo de Oficial -bromea Collins por el altavoz con su habitual humor ácido.

A Kaibu no le hace ninguna gracia que su tripulación sepa de sus ausencias en el territorio de los Pioneros. Si alguien intenta hacer averiguaciones, es posible que pueda descubrir su vida oculta con los residentes de la lejana estación espacial que ha ocupado. Pero, por fortuna, si la cosa llegara a peores podría aseverar que está trabajando para la Agencia del Servicio Secreto, cosa que no es falsa. Así que decide seguir la broma para no levantar sospechas.

-Collins, si algún día monto una fiesta en Taurus que crea que no te va a escandalizar, te avisaré -responde Kaibu, escuchando a través del altavoz la risa corta y escéptica de Collins mientras la nave abandona la estación rumbo a los muelles de Marte.

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Una hora después, la Gla-Kai y el Trueno Aterciopelado están patrullando el sub-sector Saturno 2. Vuelan tranquilamente alrededor de las dos estaciones espaciales existentes, esperando los avisos de delitos espaciales menores para dar una lección definitiva a los criminales. Algunos terrestres aseguran que el Protectorado es extremadamente punitivista contra los delincuentes, provocando la destrucción de las naves y muerte de sus ocupantes por delitos menores como el contrabando de mercancías para no pagar impuestos.

Pero Kaibu no se cuestiona esto, sino que simplemente acata órdenes para ganarse sus galones. De hecho, mientras la Capitana Santiago está pilotando, él está rellenando el informe detallado que la agente Shiratori le ha pedido, para enviarlo en un rato. Está intentando concentrarse en ello, ya que no quiere escribir ningún desliz que se le pueda volver en contra más tarde. Pero no puede evitar que sus pensamientos se vayan a la lejana estación ocupada y a las naves que, bajo sus órdenes, están cartografiando sectores de la Federación de Argon y la Compañía Teladi. Efectivamente, Kaibu vuelve a inquietarse por la posibilidad de estar metiéndose en demasiados líos...

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Re: [AAR - X4] Kaibu Hariken

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12-10-2995: La Base Hariken

La Nexo cruza velozmente los sectores gobernados por los paranid impulsada por el Anillo entre las estructuras espaciales alienígenas, evitando interactuar con ellos. En la cabina Mizuki y Kaibu conversan animadamente mientras la mujer maneja los mandos de la nave.

-Es una corbeta espectacular, algún día tienes que verla. Parece una especie de cucaracha o gusano, mucho más grande que los cazas pesados. Mira, compáralos tú misma -dice Kaibu mientras saca un pequeño dispositivo con pantalla de su cinturón y le muestra una imagen a la capitana.

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-¡Uau! -exclama Mizuki. Es… tiene un diseño muy… chulo. Pero también amenazador. ¡No querría encontrarme con una de esas manejadas por la IA!

-Y eso que no has visto el interior. Con diseños curvos y tonalidades rojizas, como si estuvieras en el interior de un gran bicho. ¡Como un holometraje de terror! -asegura con cierta euforia.

-Y… ¿no será peligroso llevar una de esas a tu lado? ¿No se puede volver en tu contra? -pregunta algo inquieta Mizuki.

-No, no lo es. Lo primero que se hace al abordarla es instalar un software de neutralización. Y, aparte, en los muelles los mecánicos se aseguran de limpiar cualquier rastro de programación que otorgue el acceso remoto a la nave. Así que es totalmente segura -afirma convencido. Además, también se le ha instalado un transpondedor para que la nave sea identificada como amistosa en el Protectorado. Así nadie va a dispararla por error… o eso espero -dice en modo jocoso.

-Espero que los pilotos del Protectorado estén más acostumbrados a mirar el radar que a través de los ventanales de la cabina, jajaja… -continúa la broma Mizuki. Aunque a continuación se pregunta: ¿Y os dejan a vuestra escuadra llevar esa corbeta capturada?

-El Protectorado tiene una política de fuerte competitividad con los capitanes. Si tu escuadra es capaz de neutralizar y tomar el control de una nave enemiga, se te concede la posibilidad de incorporarla a tu flota, lo que hace que los capitanes más audaces y exitosos cuentan con mejores escuadrones. Combatir, vencer y crecer está en el ADN de las enseñanzas de la Academia de Cadetes -afirma con naturalidad.

-Y… -Mizuki vacila unos segundos antes de hacer la pregunta, con un tono sutilmente cauto- ¿tú también tienes esa mentalidad competitiva?

La pregunta pilla por sorpresa a Kaibu. En muchas ocasiones él mismo se ha cuestionado que esa fuerte competitividad sea beneficiosa, pero siempre se ha guardado muy bien de revelar tales dudas a nadie. Pero el adoctrinamiento del Protectorado ha sido tan contundente en su juventud que le cuesta enormemente poner en palabras esas dudas. Sin querer afirmar ni negar ante la pregunta, Kaibu opta por una respuesta esquiva: No hagas preguntas de las que no quieres saber la respuesta… -dice de manera críptica. Se hace un silencio incómodo en la cabina, que se prolonga durante un buen rato.

La capitana maniobra con los mandos para sacar la nave del Anillo, surcando el espacio del sector Neblina Piadosa II en dirección a la siguiente Puerta de Salto. Ambos se quedan mirando las pantallas del radar para observar el tráfico espacial actual, por si hay actividad hostil Paranid.

Kaibu le toca en el hombro a Mizuki para que le mire. En silencio, hace gestos hacia el altavoz de la cabina y luego a su oreja. La capitana tarda unos segundos en pillar el mensaje, al cual responde: ¡Ah! No, no nos escucha. He mandado a Nathan a limpiar la bodega.

-Vale… ¿qué tal es? Me dijiste que era de confianza, ¿no? -indaga el hombre.

-Sí, se trata del hijo de una amiga… como si fuera de la familia. Y es fiable a la hora de trabajar -asegura. Un poco introvertido, pero no le contratas para que sea chistoso, ¿verdad?

Kaibu asiente en silencio tras escuchar las explicaciones de la capitana. La tripulación del Nexo va a conocer dos de las facetas de Kaibu, así que es de vital importancia que sean de confianza y no se vayan de la lengua con facilidad.

Tras un rato, la nave atraviesa la Puerta de Salto que la traslada al sector Gran Intercambio I, poblado por la mercantil Compañía Teladi. La capitana maniobra en el camino a su destino para esquivar numerosos asteroides, hasta que se empieza a adivinar en la distancia una estructura espacial básica alrededor de un gran asteroide.

-Ahí está mi escondite… -dice orgulloso el terraqueo. La Base Hariken.

-Vaya… para ser una base secreta, bien que le has puesto tu apellido -comenta sorprendida.

-Habrá miles de Hariken por toda la galaxia -se justifica Kaibu mientras la nave se acerca a gran velocidad.

La señal de llamada entrante se ilumina y Kaibu asiente con la cabeza para que Mizuki la reciba. Un humano de piel negra y voz grave aparece en la cabina de una nave a los mandos: ¡Bienvenido a la base, Kaibu! No hay novedades por aquí.

-Genial, Pedro. Nos vemos luego en la estación, pásate cuando puedas -dice asomándose al ventanal y saludando en la distancia al Búho Geométrico, la nave con la que se infiltró en el Protectorado y que ahora patrulla alrededor de la base.

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-Aunque hay que reconocer que tu base aún está en los huesos, Kaibu -afirma la capitana mientras acerca la nave al área de atraque.

-Pero hay planes para ampliarla y hacerla operativa. Solo hace falta tiempo y más créditos… -asegura mientras la piloto maniobra para entrar al interior de la estación espacial.

Al cabo de un rato, con la Nexo y el Búho Geométrico estacionados en los muelles de atraque, Kaibu deja a los cinco miembros de ambas naves charlando mientras se encamina por los pasillos de la estación. Aunque los pocos módulos que tiene son plenamente operativos, la estación transmite una sensación de soledad comparada con las bulliciosas estaciones terraqueas y pioneras. Es muy similar en su arquitectura a las estructuras del Protectorado, pues a fin de cuentas fue Kaibu quién consiguió y encargó a los teladi la construcción del área de atraque. Pero aquí no hay personas deambulando por los pasillos y ascensores, ni los motores de un tráfico continuo de naves que entren o salgan. Por no haber, ni siquiera hay hilo musical.

Kaibu no tarda mucho en llegar a la solitaria Oficina de Administración, donde se encuentra la directora de la estación, Clarissa Stavros. Ambos se saludan cordialmente antes de empezar a hablar directamente de los asuntos que se traen entre manos.

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Kaibu se dedica a observar durante varios minutos la pantalla portátil que Clarissa le ha facilitado, con los informes de la actividad de la base. Finalmente, asiente y comenta: Bien, entonces todo ha ido tal y como prometiste.

-Así es. Las células de energía son fáciles de producir y necesarias para casi toda la actividad industrial. Comenzamos a distribuirlas con el Tridente a bajo precio, pero ahora que nos hemos mostrado como proveedores de confianza estamos sacando un mayor beneficio actualizando precios al alza -explica la directora mientras se apoya en su asiento con los brazos cruzados y mirando fijamente a Kaibu.

El hombre asiente satisfecho con la mirada puesta en los informes y va a responder, pero la mujer sigue hablando sin dejarle intervenir. Así que, ahora que puedes comprobar que tenía razón, es hora de empezar a instalar gran cantidad de paneles solares para aumentar la producción y el beneficio -dice con voz firme. Y para poder hacer funcionar todo de manera eficiente, también voy a necesitar mano de obra en la estación. Controlar yo misma todo el proceso, mantener las instalaciones y dirigir los drones de carga para la bodega del Tridente ha sido un dolor en estas semanas, además de no sacar todo el potencial a esos paneles solares -asegura con voz poco agradable.

-Está bien. Supongo que tendrás un plan de ampliación listo para mostrarme y los costos que supondrán, ¿correcto? -dice levantando la vista de la pantalla hacia la mujer.

-Por supuesto, puedes verlos en el siguiente fichero -dice descruzando los brazos y señalando con una de sus manos un lateral de la pantalla. Hay una detallada planificación para la primera fase de ampliación, que contará con una mayor producción y almacenamiento de células de energía pero también con el alojamiento de la mano de obra y los suministros que necesitan -afirma. Aunque los planos técnicos están incompletos. La producción está diseñada con arquitectura terrestre pero prefiero que sea con tecnología y procedimientos de los pioneros. Como también necesitamos los planos técnicos para los alojamientos humanos, tendrás que ganarte al director del Laboratorio Espacial de Segaris para conseguir esa información -señala.

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-Bueno, no creo que sea un problema ganármelo -comenta sin apartar la vista del informe de la pantalla portátil.

-Además, también puedes consultar ahí el informe de inversión necesario para hacer de este lugar una verdadera mina de créditos en la segunda fase de inversión. Empezando por una refinería de hielo; tiene una inversión relativamente barata pero el agua es consumida por muchas instalaciones. Y luego proseguir con una refinería de metal, previo a palabras mayores como una factoría de partes para cascos y…

-Eh… -interrumpe Kaibu mirando directamente a los ojos a la directora. Eso no es lo acordado y lo sabes.

Clarissa tuerce el gesto de la cara y replica: Pero las ideas del reptiliano son absurdas. ¡Se consiguen migajas comparado con lo que estoy diciendo!

-Me da igual, Clarissa. El Pacto es el Pacto. Y todos estamos aquí gracias a lo que acordamos los cuatro. Así que nos vamos a ceñir a los términos -asegura con voz calmada pero firme.

-Pero Kaibu… -dice Clarissa algo exasperada. ¿Recoger chatarra espacial? ¿En serio nos vamos a dedicar a eso?

-Clarissa, ¿cómo te tomarías si ignorara tus peticiones del Pacto? ¿Qué en vez de emplear a pioneros para trabajar aquí me trajera a los teladi, que es mano de obra más barata y accesible en este sector? Pondrías el grito en el cielo, ¿verdad? -pregunta directamente, provocando que la mujer frunza el ceño.

-No, antes de lanzarnos a aventuras industriales vamos a cumplir con las condiciones de Trosulis. El reptiliano desea pilotar una Manticore y recorrer el espacio recogiendo chatarra. ¡Pues adelante, me da igual qué fetiche pueda tener con eso! Trosulis nos ha dado los contactos y abierto las puertas a las buenas relaciones comerciales que tenemos con la Compañía Teladi. No vamos a arriesgarnos de que nos la juegue y los vuelva en nuestra contra si despreciamos sus condiciones, ¿entendido? -dice sin esperar réplica alguna.

La mujer no dice nada pero enarca sus cejas y el gesto de su cara muestra que acata la decisión pero sin estar de acuerdo. Kaibu y Clarissa apenas se conocen de hace unos meses, de cuando la anomalía los teletransportó a este sector. De fuerte carácter y ambiciosa, ella ya se había colado en la estación, tratado con Boso Ta y hecho sus planes antes de que los pioneros con Kaibu a bordo llegaran a estudiar la estación abandonada.

Kaibu está seguro de que Clarissa necesita el Pacto para poder cumplir sus ambiciones. La mujer es hermética y no ha revelado su pasado, pero no tiene financiación para invertir en la base. Así que necesita de los fondos que está aportando Kaibu para desarrollar la estación y su actividad.

Pero el terraqueo es consciente de que necesita que todos los miembros del Pacto estén satisfechos y trabajen de buena voluntad en la misma dirección. Y Clarissa es bastante valiosa, inteligente y decidida. En apenas unas semanas ha logrado iniciar la producción y el comercio de la base a pequeña escala ella sola. Y tiene gran capacidad para planificar y proyectar a futuro. Kaibu no conoce a nadie mejor para dirigir la estación, así que opta por rebajar la tensión de la conversación.

-Con esto no estoy negando tus planes a futuro, Clarissa. Vas a seguir teniendo el control de esta estación. Vas a poder escoger a quienes traemos aquí para trabajar. Y vamos a respetar tu línea roja y no comerciaremos ni daremos cancha a ningún pirata espacial -asegura en tono convincente. Pero antes de poner en marcha tus propias ideas, es prioridad cumplir con Trosulis.

Tras estas palabras y unos segundos de silencio, finalmente Clarissa asiente. Te tomo la palabra, Kaibu. Espero no equivocarme -asevera, aceptando las pautas del terraqueo.

La conversación con Clarissa es solo una muestra del equilibrio que Kaibu intenta lograr con las aspiraciones y exigencias de los cuatro del Pacto: la pionera Clarissa, el teladi Trosulis, el boron Boso Ta y él mismo. Un Pacto débil hará que tarde o temprano cada uno mire por sus intereses y pueda traicionar a los otros. Un Pacto fuerte hará que cada uno se proteja las espaldas de los otros y hagan sinergias para conseguir mayores logros.

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De camino de vuelta al área de atraque, el hombre no deja de pensar en su propia necesidad y motivación para estar en el Pacto. No es ni hacerse billonario de créditos ni tener el poder en una organización como pudiera parecer, aunque son aspectos que siempre vienen bien. Lo que Kaibu desea es un lugar dónde poder refugiarse si las cosas se ponen feas en el Protectorado. Tiene el presentimiento de que tarde o temprano las cosas se torcerán. Y si tiene que huir de Sol, no quiere acabar con una mano delante y otra detrás en la inmensidad del espacio hostil…
Kajind
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Re: [AAR - X4] Kaibu Hariken

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20-10-2995: Abriendo caminos

Rajasanu aparece lentamente por un lateral de la gran entrada a la zona de atraque de los muelles boron. La luna helada, una de las dos del sector Gran Arrecife, se desplaza lentamente hacia la derecha brindando una magnífica vista desde el interior de la estación espacial. Las formas curvas, la iluminación orgánica y, en general, la estructura y apariencia de la estación la diferencia con claridad de las estructuras construidas por los humanos.

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Sin embargo, a pesar del exotismo que a primera vista causa en los visitantes, una vez deambulado por las mismas se notan las carencias propias de haber estado décadas aislados por la desconexión de la Red de Puertas de Salto. Pueden pasar horas para ver tráfico espacial, apenas hay boron trabajando en los muelles y la escasa presencia de algunos productos es vista por los locales como un gran logro ante la ausencia de la mayoría de las mercancías habituales.

Los tres pilotos observan el fascinante pero lacónico panorama apoyados en unas barandillas excelentemente pulidas junto a las vacías pistas de atraque. La pionera Mizuki con su espalda recta y porte digno, apenas posando las manos sobre la estructura; el terrestre Kaibu con aspecto cansado dejando caer su peso sobre los brazos estirados y apoyados en el pasamanos; y el teladi Yusmaeos que por su reducida altura apoya su barbilla sobre sus manos juntas que agarran la pulida barra de metal, observando con mirada inquieta todos los detalles del lugar.

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-Espero que puedan volver a florecer y prosperar, ahora que vuelven a estar conectados -afirma la mujer, rompiendo el silencio. Suena con tono triste, apenada por saber de la precaria situación de las Provincias a la Deriva.

-Ssolo tienen que llamar a la Compañía para que vengan y enriquezcan esste lugar con el comercio -asegura con voz rasgada el teladi. No creo que miss compatriotass tarden mucho en ssaber de ésstoss ssectores y empezar negocioss aquí -afirma.

-De eso no tengo duda -añade Kaibu. Lo que no se es qué querrá hacer Boso Ta ahora que hemos conectado con los boron.

El teladi levanta la vista hacia el terraqueo preguntando: ¿Creess que querrá abandonar la basse para venir aquí?

Kaibu se encoge de hombros y añade: No lo se, pero si estamos aquí es por la obstinación de Boso. Los demás se quedan mirando hacia el terraqueo, esperando más explicaciones. Cuando el hombre se da cuenta, prosigue narrando: Cuando se enteró que la Alianza de las Palabras iba a forzar la activación de una Puerta de Salto, me pidió insistentemente que participara en la expedición y la apoyara en la medida de lo posible. Por eso fuimos con la Nexo y la Feral a unirnos a la flota de exploración -asegura.

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Lo que no está revelando Kaibu es la existencia del Pacto, ya que ni Mizuki ni Yusmaeos formaron parte de su creación. En él, Boso Ta insistió en mejorar las instalaciones científicas de la estación hasta convertirlas en el lugar más avanzado de toda la Red de Puertas para el estudio y la investigación. Y en ser apoyado incondicionalmente en sus experimentos. Ninguno de los fundadores del Pacto se creyó mucho las ínfulas del boron ni creyeron que pudiera dar resultados a corto plazo. Pero aquí se encuentran, meses después, habiendo abierto un camino hacia sectores aislados hace décadas.

-El resto de la historia la conocéis. No creo que la travesía por Santuario de las Tinieblas se os haya olvidado ya, ¿no? -dice medio sonriendo Kaibu.

-¡No! -replica el teladi casi indignado por la mera sugerencia. Sse puede huir de loss xenon y desstruir a loss kha’ak, pero no puedess escapar de una inesstable atmóssfera que relampaguea y daña lass navess a esspacio abierto -dice molesto.

-Yus, parece que pasaste algo de miedo en la travesía de Santuario de Tinieblas, ¿no? -dice Mizuki con intención de chinchar al alienígena.

-¡Esscamas quemadass! -exclama alterado. ¡Cassi desstroza la nave una de essass desscargass! Miedo no… ¡esstaba aterrado! ¡No volveré a esse lugar ni aunque me paguess el triple! -señala levantando uno de sus dedos acabados en garra hacia el hombre.

Riéndose de buen ánimo, el terráqueo le responde: Y no te lo pediré nunca más, Yusmaeos. No está en mis planes poner a buenos pilotos en riesgo por nada -asegura, poniendo su mano sobre el hombro del teladi.

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Pero tras la máscara de afabilidad, Kaibu está preocupado en su interior. ¿Debería informar a la Agencia del Servicio Secreto sobre todo lo presenciado aquí? Una fuerza militar del Protectorado ha acompañado a la flota de exploración, pero no han presenciado las tensiones diplomáticas de las que Kaibu ha sido testigo con el líder de los boron ni tendrán información de primera mano de los avances de la expedición científica.

Seguramente en la Agencia sabrán a estas alturas de la iniciativa de la Alianza de las Palabras con las Puertas de Salto, pero Kaibu no tiene una justificación clara de por qué ha abandonado sus responsabilidades de patrullaje en Sol o de infiltración en los pioneros para unirse a esta flota de exploración. Tener que responder preguntas incómodas le puede llevar a hablar de Boso Ta y de la estación teletransportada. El terráqueo decide que mejor va a mantener en secreto su presencia en estos sectores recién conectados a la agente Shiratori.

Y, sin embargo, está seguro de que Boso le volverá a pedir más pronto que tarde que se vuelva a implicar. El líder de la expedición, el paranid Numanckaret, está construyendo una infraestructura y optimizando procedimientos para intentar reactivar una Puerta de Salto inactiva en Santuario de Tinieblas. Teorizan que podría conectar con el aislado Reino de los Boron, la cuna de esta especie alienígena. En cuanto el procedimiento esté preparado para ser ejecutado, seguro que Boso le pide que acuda de nuevo o que el mismo boron quiera estar presente.

Unas compuertas cercanas se abren y por ella aparece Nila Ti, la primera boron con la que contactaron en esta expedición y que les ha acompañado en todos estos días. La exploradora boron ha sido una amable anfitriona y una entusiasta compañera a la hora de lidiar con los retos a los que han hecho frente hasta el momento. Así que Kaibu no ha dudado en recurrir a ella para pedirle un favor.

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-¡Apreciados Kaibu y compañeros! -saluda la amable alienígena a su llegada. Disculpad mi demora para cumplir con vuestra petición, pero no se dan las condiciones para satisfacerla con celeridad -admite. Los boron somos una especie muy unida y buscamos nuestra propia compañía en los momentos difíciles. Apenas he encontrado respuestas entusiastas entre los míos ante vuestra petición de que algunos de nosotros os acompañemos y nos unamos a vosotros.

La petición que Kaibu le había trasladado tenía sus motivos. El Mayordomo boron Leda We le había agradecido sus labores de mediación diplomática haciéndole entrega de un caza recién fabricado en los muelles de Gran Arrecife. Contando con la escasez de recursos de las Provincias a la Deriva, sin duda era un obsequio muy valioso y simbólico. Kaibu lo había pilotado en la exploración de Santuario de Tinieblas y, aunque era posible acostumbrarse a su interfaz, tenía particularidades de navegación adaptadas a la anatomía y prácticas de los boron. Así que le pareció coherente ofrecer el pilotaje de dicha nave a uno de los alienígenas acuáticos que quisiera unirse a su equipo en la Base Hariken.

-Pero hay un ingeniero trabajando en los muelles que sí se ha mostrado favorable al contarle la singular historia de Boso Ta -relata la boron afirmando.

-¿Qué historia? -pregunta Mizuki, curiosa ante todos los matices de los intereses de los boron.

-¡Oh! ¿No lo sabéis? Boso Ta eclosionó de una puesta de huevos en Gran Arrecife. ¡Es originario de este sector! -afirma ilusionada, causando gestos de sorpresa en los demás. Solo que nada más eclosionar fue trasladado al espacio Argon, justo antes del cierre de las Puertas de Salto. Y Hali Bi, el ingeniero que ha aceptado, me ha dicho que su madre eclosionó en la misma puesta de huevos que Boso Ta. Así que se ha animado a unirse a vosotros para conocer y conectar con su pariente Boso, aislado durante tantos años de su propia especie -afirma la alienígena. Si nada lo ha entretenido, debe estar ya camino del caza, aguardando tu llegada.

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Aunque el origen de Boso da que pensar a los presentes, Kaibu no deja que esas ideas le distraigan de sus objetivos. La actuación diligente y el aprovechamiento del tiempo son necesidades básicas para sacar adelante las obligaciones que tiene en sus diferentes identidades.

-¡Muy bien, Nila! Te agradezco mucho tus esfuerzos -responde el terráqueo agradecido, para acto seguido girarse a los demás. Bien, pongámonos en marcha. Yusmaneos, ignora Santuario de las Tinieblas pero recorre todos los sectores de las Provincias a la Deriva para cartografiarlos -ordena, logrando el asentimiento del teladi. Mizuki, marcha a la Nexo y ponla a punto, que volvemos al espacio pionero. Pero antes de partir bajaré un rato a conocer y hablar con Hali. Quiero ponerle al día y que él se quede patrullando la base, conociendo a Boso y que se apoyen el uno al otro. Vuelve su vista al teladi y añade: Y que Pedro deje de patrullar la base y se encargue con el Búho Geométrico de seguir con la exploración de los sectores que estabas mapeando, Yusmaeos. Pásale todos los mapas holográficos disponibles para que continúe tu labor.

-Assí lo haré, Kaibu -afirma el pequeño alienígena escamoso.

-¡En marcha! -dice, provocando que ambos compañeros se giren camino a las naves. Pero en vez de acompañarles, el terráqueo se vuelve hacia Nila y comenta: Supongo que volveremos pronto por aquí, cuando Numanckaret haya encontrado la manera de activar la Puerta de Salto inactiva. ¿Nos veremos allí, Nila?

-¡Claro, Kaibu! Se me hará larga la espera aguardando que los científicos hagan sus cálculos, pero valdrá la pena si nos acercamos un poco más a conectar con nuestro lugar de origen, el Reino Boron -afirma con entusiasmo en su voz. Dale afectuosos saludos a Boso Ta, espero que pronto podamos vernos sin que haya una pantalla entre nosotros.

Tras la amistosa despedida, Kaibu se encamina pensativo hacia las zonas de atraque. Debe volver cuanto antes a sus labores en el Protectorado y poner la oreja a ver qué información ha conseguido la Agencia sobre la conexión con las Provincias a la Deriva. No deja de decirse a sí mismo que no está haciendo nada malo llevando esta doble vida, pero una vocecita en su interior no deja de llevarle la contraria…
Kajind
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Re: [AAR - X4] Kaibu Hariken

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27-10-2995: ¿Emboscada en el despacho?

Los datos de los informes revelan la actividad de la flota Sombra, a cargo del oficial Kaibu, durante las últimas dos semanas. Asociada a la estación espacial NLG-781, la plataforma de defensa ubicada en el centro del sector Getsu Fune, la pequeña flota ha estado en estos días patrullando el espacio y brindando apoyo a las demás fuerzas del Protectorado ante las incursiones de los xenon. La Puerta de Salto hacia el sector Estímulo Salvaje II es la vía por la que las hostiles naves dirigidas por la IA entran y hostigan con frecuencia las fronteras del Protectorado.

Kaibu revisa todos los datos de navegación, escaramuzas y daños causados y recibidos por su flota en el monitor auxiliar de la cabina de la Gla-Kai. Centrar su atención en la supervisión de la flota le permite mantener a raya los nervios y la preocupación de lo que está por venir. A escasos metros de él, la Capitana Santiago lleva los mandos del caza pesado a través de los sectores de Sol, seguido de cerca por el caza Trueno Aterciopelado y la corbeta Primus. La Capitana ha sido la comandante al mando durante su ausencia en estos quince días.

-Takahashi, tu contribución bélica es la más baja de la flota -comenta Kaibu sin apartar la vista de la pantalla.

Desde el altavoz de la cabina suena la respuesta: Es natural, señor. En los muelles han sido incapaces de modificar esta corbeta xenon para instalar láseres. Solamente cuento con dos torretas de aguja de apoyo a nuestros cazas. Menos potencia y cadencia de disparo, señor -transmite la Capitana de la Primus con naturalidad desde su nave.

-Oficial, si me permite una sugerencia, sería de utilidad incluir un ingeniero en la Primus. Sin él, cada día de patrullaje la Primus debe pasar por los muelles para las reparaciones menores -afirma la Capitana Santiago. Se que esto dejaría sin capacidad libre para más tripulantes a la corbeta, pero en el resto de la flota tenemos espacio si hiciera falta recoger individuos o cápsulas.

Kaibu se lo piensa unos segundos antes de responder. De acuerdo, sugerencia aceptada. ¿Alguna otra cuestión de la que queráis informarme? -pregunta el Oficial, cerrando la pantalla del informe.

-Nada, señor. Le agradezco la ampliación de la tripulación -dice la Capitana de la Primus.

-Negativo, Oficial Hariken -responde el Capitán Adegboye desde el Trueno Aterciopelado.

-Collins, cursa la orden de reclutamiento para el muelle espacial de Marte. Cuando terminemos las reuniones saldremos hacia allá -afirma Kaibu.

-De inmediato, Oficial -responde Collins desde su puesto dentro de la Gla-Kai.

La pequeña flota llega a las inmediaciones de la base orbital del Protectorado en Marte, la estación que sirve de base de operaciones militares y la sede de la Agencia del Servicio Secreto, aunque este último dato apenas es conocido por la mayoría de la jerarquía de pilotos. Ya que Kaibu prevé estar poco rato en la estación, solamente la Gla-Kai pide permiso de atraque mientras las demás orbitan a su alrededor.

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El caza aterriza sin problemas en la zona señalada por el control espacial. El lugar bulle de actividad, tanto de naves civiles comerciales para las necesidades militares del Protectorado como de naves militares de pilotos de alto rango. Kaibu no es el único que acude aquí a reportar presencialmente de sus responsabilidades.

El Oficial abandona el caza seguido de la Capitana Santiago, que afirma que necesita comprar algunas cosas. Pero cuando ambos se alejan de la nave camino a los ascensores, la Capitana le habla en tono bajo para no ser escuchado por otros visitantes de la estación.

-Kaibu, la tripulación se hace preguntas -le revela la mujer.

En las ocasiones en las que el terráqueo ha compartido ratos distendidos con los pilotos de su flota, se permite un cierto compadreo sin dejar de ser llamado “Oficial” o “Señor”. Pero con Mailli es diferente; ella es su mano derecha en la flota y ha estado forjando una relación de confianza para que sea sus ojos y sus manos entre la tripulación. De hecho, es la única que llama al oficial por su nombre en privado.

-Dos semanas sin aparecer es mucho tiempo. Han estado especulando qué haces en el espacio pionero… y no todas las deducciones son amables -le transmite.

-¿Algo de lo que deba preocuparme, Mailli? -le responde serio sin que ambos dejen de caminar por los concurridos pasillos de la estación.

-No, aún no -esa coletilla final no le ha gustado a Kaibu. Pero estoy segura que les tranquilizará saber qué hace su Oficial ausente mientras nos jugamos el pellejo contra los xenon. Tras unos segundos de silencio, observando la falta de respuesta del hombre, la Capitana añade: Al menos, una versión oficial que acalle los rumores.

Kaibu no puede evitar esbozar una media sonrisa. Le ha mostrado lo suficiente a Mailli en estos meses atrás como para que intuya que hay actividades secretas que su Oficial realiza al margen de ellos. Pero hasta ahora se ha mostrado leal y sensata en sus consejos; bien le vale la pena cuidar esa relación.

-De acuerdo, así lo haré. Gracias por informar -dice con tono serio, pero procurando suavizar sus formas con un amago de sonrisa a modo de cercanía.

Ambos se separan a los pocos metros y, por unos instantes, el hombre plantea en su cabeza qué decirle a su tripulación. Pero pronto decide que esa es una tarea para después de la importante reunión que tiene por delante. Es posible que sus cartas estén boca arriba en contra de su voluntad y que en la reunión a la que se dirige con la agente Shiratori sea señalado como el individuo al mando de la estación espacial teletransportada. No quiere darle pábulo a esos pensamientos, pero incluso podría ser este el último día de Kaibu como ciudadano libre del Protectorado. ¿Está metiéndose en la boca del lobo al acudir a este encuentro?

A la vuelta de las Provincias de la Deriva la agente Shiratori le había transmitido en comunicación cifrada un cambio de prioridades. No más esfuerzos por ahora en los Pioneros de Segaris, sino en la Liga Libre de Hatikvah. Ninguna noticia ni requerimiento sobre el descubrimiento de los boron.

La Liga, separatistas de la Federación de Argón, se ha relacionado desde su formación con piratas y criminales espaciales. Aunque últimamente parecen querer tomar una posición más diplomática y consolidada como facción independiente y reconocida. Shiratori le dio referencias de un individuo independiente que estaba colaborando activamente con la Liga, Dal Busta, con muchas conexiones e influencia. Ganarse a Dal serviría no solo para conocer la realidad de la Liga y la Federación, sino que la Agencia podría contar con él para futuras ocasiones, le explicó Shiratori.

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Lo que la agente le ocultó en ese mensaje es que ella tiene una conexión personal con Dal y que se conocen bastante bien de antes. Shiratori había enviado a Kaibu para influir sobre el mediador de manera indirecta, ocultando su mano y la del Protectorado detrás de las acciones del Oficial.

Aunque trabajar con diferentes capas de secretos es algo previsible en una Agencia de Servicios Secretos, lo que a Kaibu no le ha gustado nada es el intercambio de información sensible que puede darse debido a esa relación personal entre Dal y Shiratori. Porque, tras los violentos acontecimientos recién ocurridos entre la Liga, el Pacto de Coraza de Escamas y la Federación de Argón, Dal Busta ha acabado llegando a la Base Hariken para refugiarse huyendo de los problemas. Los rumores de una estación teletransportada que opera independiente en Gran Intercambio I habían llegado a los oídos del mediador y Kaibu se lo encontró hace un par de días allí.

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El Oficial tuvo que tomar la decisión de expulsarlo o acogerlo sin tiempo para meditarlo. No tiene la confianza para abrirle las puertas de su base secreta al mediador. Durante la última semana Dal ha estado colaborando en favor de la Liga y, sin duda, es un tipo con grandes conexiones y recursos. Aunque, al igual que ayer estaba con la Liga, mañana puede estar con algún enemigo de Kaibu. Pero… expulsarlo de la base supondría ganarse su hostilidad o, al menos, provocar su resentimiento al negarle refugio y colaboración.

En aquel momento Kaibu razonó en cuestión de segundos que era mejor tenerlo cerca que lejos, aún con la oposición de Boso Ta a dicha decisión. El mediador se mostró sorprendido de encontrarle allí y descubrir su mando en la estación, pero agradeció su aceptación y empezó a instalarse en la base. Es en esa conversación donde el Oficial supo de la relación personal entre Shiratori y Dal.

Esta relación, precisamente, es lo que puede causar la desgracia de Kaibu. Que ambos se conozcan disminuye drásticamente las posibilidades de mantener escondida la Base Hariken a los ojos de la agente. Eso si no ha sido ya Shiratori informada de todo. De ahí el miedo que tiene el Oficial de que durante la reunión a la que está llegando sea arrestado por operar a espaldas de la Agencia.

Kaibu traspasa las puertas del despacho de la agente. Se encuentra ubicada como siempre en su atril elevado y, esta vez, con dos secretarios trabajando sobre sendas pantallas cerca de ella. El Oficial no pierde ningún detalle de lo que ocurre en la estancia, vigilante ante el devenir de la situación.

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-Oficial Hariken, las cosas se han precipitado en el espacio de la Liga en estos últimos días. ¿Has llegado a contactar con Dal Busta? -pregunta la agente sin más preámbulos.

Por sus primeras palabras se desprende que Shiratori no se ha comunicado con Dal desde la llegada del mediador a su base. O, al menos, eso es lo que quiere aparentar. El terráqueo decide mantener las apariencias hasta que la agente no le acorrale: Sí, en efecto. La Liga estaba desesperada cuando llegué y necesitaban a alguien que hiciera el trabajo sucio que proponía Dal.

-¿Y bien? -responde la mujer, sin dar más información al hombre de lo que realmente sabe.

-En estos días he seguido sus instrucciones y me he empezado a ganar su confianza. No se si va a seguir colaborando con la Liga, pero puedo seguir comunicándome con él y hacerle las propuestas que la Agencia necesite -asegura. Kaibu escoge con cuidado sus palabras para no revelar que sabe dónde se refugia, lo cual llevaría a una conversación que no quiere tener.

-Bien hecho, Oficial. No pierdas el contacto personal con él, puede ser un valioso activo para un futuro cercano ante los acontecimientos que se avecinan -indica la agente. Kaibu comienza a relajarse un poco ante la conversación. Sepa o no Shiratori sobre la estación y su implicación con ella, al parecer las cosas van a seguir como están por ahora.

-Se han reportado combates entre los piratas del Pacto, la Federación y la Liga. ¿Qué es lo que ha ocurrido exactamente? -exige saber la mujer.

-La Liga quiere desvincularse de los piratas, pero estos no se lo han puesto fácil. A pesar de haberles pagado bien, los piratas aseguran que se les ha faltado al respeto y han intentado reducir a cenizas a la Liga. La Federación se ha inmiscuido protegiendo… o intentando tomar el control de la Liga, combatiendo contra los piratas -relata Kaibu. Me pareció escuchar que la líder de la Liga está ahora en manos de la Federación.

-Ajam… -responde meditabunda la mujer. Durante unos segundos de silencio clava su mirada en el hombre y le pregunta tras elevar sutilmente una de sus cejas: ¿Cómo has conseguido mantener la cobertura dentro de la Liga?

El gesto y la pregunta vuelven a poner en guardia a Kaibu. Está convencido de que tarde o temprano esta mujer le va a causar problemas. Llegué el último a la Liga y me asignaron todos los marrones que nadie quería. Tratar con los piratas, sabotear entregas del Pacto, patrullar zonas calientes, etc... Para ello he estado usando naves y tripulación de los pioneros y de la Liga, así que no hay nada que me relacione con el Protectorado -asegura.

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Shiratori asiente levemente y relaja su gesto facial. Aparentemente, sus respuestas están siendo las adecuadas para no meterse en problemas. ¿Sigo profundizando en los contactos con la Liga? -pregunta el hombre.

-No, la Liga no ocupa una gran posición en nuestra lista de prioridades… Por momentos parece que la mujer va a decir algo más, pero cierra su boca antes de añadir nada más. Cambiando de tema, prosigue: Tus esfuerzos van a ser recompensados. No estás adscrito a la Agencia del Servicio Secreto, pero voy a proponer que te promocionen en el escalafón del Protectorado. Mayor paga, más flota bajo tu servicio. Pero vas a tener que mostrar mayor presencia en Sol, al menos hasta conseguir el ascenso. Lidera tu patrulla y haz méritos en las fronteras para justificar la promoción. ¿Entendido? -pregunta sin rodeos.

-Si, agente -responde escuetamente, evitando también los rodeos. Por la cabeza del piloto pasan muchas posibilidades: que Shiratori quiera tenerlo alejado de su Base para contactar con Dal o para ejecutar una operación encubierta en la estación; que quiere tenerlo cerca de Sol y vigilado; que realmente esté contenta con su labor y sea un premio sincero sin trampa oculta… Sea como sea, Kaibu no tiene alternativas más allá que seguirle el juego y aceptar su aparente generosidad. Gracias por su confianza, agente. Me incorporaré a mi patrulla de inmediato -añade.

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Kaibu suspira aliviado al abandonar el despacho libre de acusaciones, aunque no se queda del todo tranquilo. La situación podría torcerse en cualquier momento y ya está dando vueltas en su cabeza cómo gestionar esa crisis cuando ocurra. Pero el pensamiento de dar una versión oficial a su tripulación le vuelve a la cabeza. Y, justo después, la necesidad de dar pautas a sus pilotos independientes fuera del Protectorado para que sigan sus actividades mientras él está ausente en estas semanas.

El Oficial se detiene en seco unos segundos y suspira hondo. Es hora de ir al bar a tomarse algo y pensar todo con más calma y tranquilidad. Y poder contactar con la Base Hariken lejos de su tripulación terráquea. La Base sufrió ayer un ataque de una incursión kha’ak, así que considera que hay que reforzarla. Se plantea ordenar a Yusmaeos que lidere y ponga todos los cazas disponibles a defenderla. Por otra parte tiene que pedirle cuentas a Clarissa de cómo avanza la gestión económica y si ha conseguido poner en funcionamiento la nave minera abandonada que encontraron. Y Trosulis… es un quebradero de cabeza para Kaibu. Considera que a ese reptiliano va a ser difícil controlarlo, un espíritu libre con poca adhesión a las normas. Por ahora se está dedicando a vagar por los confines de los sectores y haciendo encargos puntuales que le ordena el terráqueo, pero aún no ha encontrado una manera de que se ciña a una tarea de manera disciplinada. Con esos pensamientos en la cabeza, Kaibu traspasa las puertas del bar de la estación buscando la mesa más alejada y discreta de todas…
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Re: [AAR - X4] Kaibu Hariken

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03-11-2995: La tripulación de la flota Sombra

NLG-781. Un código que es repetido constantemente por las frecuencias de radio de la flota del Protectorado y es citado en multitud de reuniones militares. Con esas seis cifras se menciona la primera línea de contención de la amenaza xenon: se trata de la plataforma de defensa ubicada en Getsu Fune, a pocos centenares de kilómetros de la Puerta de Salto al territorio hostil de la IA.

Naves de todo tamaño y función entran y salen continuamente de dicha estación fronteriza. Los grandes cargueros de avituallamiento navegan de forma lenta y controlada. Las flotas de intercepción de incursiones enemigas abandonan las instalaciones de manera rápida y directa hacia los objetivos enemigos. Algunas patrullas vuelven a repostar o descansar. Otras aparecen dañadas y humeantes, apenas victoriosas para ser reparadas y luchar una vez más. Algunas no vuelven nunca, provocando que el nombre de los pilotos caídos en combate sean inscritos en el Muro del Honor y recordados como héroes de guerra y defensores de la Tierra.

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La corbeta Primus, de origen xenon, aguarda en una de las plataformas de las zonas exteriores de atraque de la estación espacial. Aunque no es extraño que en ocasiones se capturen naves enemigas, siempre es un orgullo para la flota conquistadora el mostrar su botín ante los demás pilotos de guerra.

Al igual que en las otras dos naves de la flota Sombra, en la corbeta se acaban de realizar modificaciones en sus generadores de escudos en el chasis destinadas a aumentar su capacidad. La tripulación de toda la flota tiene órdenes de revisar y optimizar dichas modificaciones en sus propias naves.

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El ingeniero Goro Takahashi, la última incorporación a la flota, revisa los dispositivos modificados en los chasis mientras la Capitana Katherine Takahashi hace pruebas en la cabina de pilotaje. Sin embargo, no está sola en el interior de la nave. El segundo al mando del caza Trueno Aterciopelado, Takaharu Sakamoto, se ha colado en el interior de la corbeta dándole charla a la Capitana.

-Comprueba otra vez la intensidad del segundo escudo -ordena la Capitana Katherine a Goro a través de la radio tras manipular un par de sensores en la consola de mandos.

-¡Más de 5.000 megajulios! -exclama Takaharu al ver la última medición del primer escudo. Ya me gustaría a mi tener estos escudos en el Trueno -comenta situado a las espaldas de la Capitana.

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-Un caza Gladius no es capaz de llevar un aparato de estos, tendrás que conformarte con lo que tienes -comenta Katherine sin apartar la vista de la consola de mandos.

-Ah… pero no suelo conformarme… -dice Takaharu con suficiencia. A lo mejor le pido al Oficial que me traiga a la Primus y mande al nuevo al Trueno Aterciopelado. ¿Qué te parece la idea, Katy? Así podríamos hacer equipo aquí dentro…

La Capitana enarca una ceja. Las confianzas que se toma el visitante y la libertad que se toma por llamarla Katy le llaman la atención. Pero por ahora prefiere no mojarse ni entrar en la conversación que intuye Takaharu quiere abrir. Eso es cosa del Oficial… y de tu Capitán Klaus.

-Bah, no hace ni un mes que estoy en el Trueno. Estoy seguro que ni me echará de menos -asegura.

Cuando el hombre va a seguir hablando, las palabras de Goro le interrumpen. 5.179 megajulios, Capitana. Igual que el otro -se escucha a través de la radio. Creo que es lo máximo que podemos optimizarlos.

-Ok, Goro, vuelve a la cabina -le ordena. Vamos a seguir repasando los sistemas.

-¿Repasar los sistemas? ¿No debería venir ya enseñado de la Academia? -pregunta Takaharu con tono sutilmente despectivo.

-La tecnología xenon apenas se enseña más allá de los fundamentos teóricos y la práctica básica. Si Goro es mi ingeniero, quiero que sepa al dedillo hasta el último cable de esta corbeta -dice sin vacilar Katherine, algo molesta por la insinuación de su compañero.

Repentinamente, los altavoces de la estación emiten un aviso de alerta de presencia xenon en Getsu Fune. El aviso ordena a las patrullas de guardia que salgan a interceptar las naves hostiles. Pero la flota Sombra no está de guardia: el Oficial Hariken está en una reunión y la flota está de mantenimiento.

Tras el aviso de alerta, en la zona interior de atraque dónde aterrizan las naves más pequeñas, el ruido de los motores de los cazas inunda las instalaciones. Seis cazas se elevan con sus propulsores sobre el suelo y se dirigen con premura a las salidas al espacio exterior. Las sirenas anaranjadas cambian totalmente la iluminación del lugar, señalando la prioridad militar en las vías de tráfico aéreo.

Pero una vez que las naves han partido de la estación, las sirenas se apagan y la situación vuelve a la normalidad. El caza pesado Gla-Kai, la nave que lidera la flota Sombra, sigue estacionada en la zona de atraque con la pasarela extendida sobre el suelo.

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En su interior, la ingeniera Yorimi Collins le está explicando a Klaus Adegboye, el Capitán del Trueno Aterciopelado, la configuración realizada en los escudos. Sin embargo, la conversación no está siendo la más amistosa. La ingeniera le está mostrando en su consola de control los datos al Capitán.

-Klaus, te estoy diciendo que estos son los parámetros que estoy usando. Es lo mismo que le dije a Takaharu esta mañana -le comenta con tono algo cansado.

-No es posible, Yorimi. Estos mismos parámetros están en el Trueno y no tenemos la misma capacidad en los escudos -le replica el Capitán del otro caza pesado.

-Pues esto es lo que te puedo decir, Klaus -dice encogiéndose de hombros y levantándose de su asiento, dispuesta a dejar de darle vueltas al mismo tema.

-Ya… -responde el hombre con tono poco satisfecho. Guárdate para ti tus optimizaciones, que así seguro que mantenéis el record de bajas enemigas -le espeta.

Al momento, Yorimi se gira con cara de pocos amigos y se le acerca, hablándole en tono claramente enfadado por su acusación: Mira, si tu ingeniero no estudió lo suficiente y no sabe sacar lo mejor de vuestro caza, no es mi problema. Yo sí que me afané duro en aprender hasta el último sistema de las naves, sus solapamientos y las sinergias que impactan en la eficiencia -asegura. Ya os he dado toda la información sobre las modificaciones de los escudos, sin guardarme nada. ¿Es a lo que venías, no? Pues ya lo tienes todo.

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Durante unos segundos tensos ambos se miran a demasiada poca distancia, con caras de pocos amigos. Hasta que finalmente Klaus habla: Quizás tenga que pedirle una reunión al Oficial para contarle algunos detalles sobre la falta de colaboración dentro de la flota… -dice en amenaza velada.

El gesto de Yorimi pasa en instantes del enfado a la sorpresa y luego a la indignación por esa amenaza. Pero el comunicador que ambos tienen les interrumpe, con el Oficial dando un mensaje: A toda la tripulación de la Flota Sombra. Acudid de inmediato a la sala de reuniones B6. Hay cambios en la Flota -dice, sin añadir más contexto.

Yorimi y Klaus se vuelven a mirar tras escuchar la orden de su Oficial. Pero sin cruzar palabra, el hombre se encamina a la salida de la nave mientras la mujer suspira y se sienta un momento en su asiento reflexionando sobre lo ocurrido.

La sala B6 es una de las salas pequeñas dentro de la estación espacial habilitada para reuniones de algunos pocos individuos. Aunque tiene acomodo, hilo musical, máquina de alimentos y equipos informáticos con acceso a la red general del Protectorado, tiene deshabilitados los accesos a canales de comunicaciones y redes de alta seguridad.

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Los primeros en llegar son Katherine y Takaharu desde la Primus, charlando animadamente aunque dando el saludo protocolario al Oficial Hariken que ya está allí. Poco después llega Yorimi y un minuto después aparece Klaus. Ambos se sientan lo más lejos posible el uno del otro, mostrando seriedad y parquedad en palabras. Los últimos en llegar son la Capitana Mailli Santiago, mano derecha del Oficial, y Goro, el ingeniero de la Primus que estaba terminando algunos ajustes.

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-Oficial, le veo relajado. Eso es que nos trae buenas noticias, ¿no? -comenta Takahasi una vez que todos los presentes se han sentado delante del Oficial.

Kaibu es el único que está de pie, frente a ellos, y asiente antes de responder. Me han felicitado y tengo que felicitaros por el trabajo que hemos estado haciendo en esta última semana. Las acciones de la flota Sombra han trascendido al Alto Mando. Se ha hablado de nuestro trabajo en altas esferas en estos días.

Las palabras del Oficial generan reacciones positivas en los presentes. Algunos asienten o sonríen discretamente como Klaus y Katherine. Otros se muestran más contentos como Yorimi o Mailli.

-Y no es para menos -prosigue Kaibu. En la última semana hemos participado en todas las patrullas que nos ha sido posible desde NLG-781, peinando Getsu Fune en busca de balizas enemigas, cargamentos varados y restos de combates que recuperar. También hemos respondido a todas las alertas de presencia xenon y hemos derribado numerosos enemigos. Y nunca nos hemos retirado, aunque el sentido común dictara lo contrario.

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-Contra aquellos kha’ak de Segaris ya estaba preparando los trajes espaciales, Oficial. Nos faltó poco… -dice de buen ánimo Mailli. La próxima vez déjeme llevar a mi los mandos de la Gla-Kai. El comentario hace reír al resto de la tripulación. A Kaibu no le importa que Mailli haga chanza con él, al menos hoy no.

-Eso ya lo discutiremos en su momento -responde el Oficial para salir al paso de la broma. Y prosigue volviendo a hablarle a todos: Esto también lo han destacado en la reunión. Nuestra capacidad para proteger las operaciones mineras del Protectorado, tanto en Getsu Fune, en Memorial de Antígone y en Segaris. Los kha’ak son un problema para nuestra economía y el Alto Mando está interesado en desviar los recursos necesarios para que la industria militar del Protectorado no se detenga.

-Pero ha habido una operación que les ha llamado la atención por encima de todas -asegura, aguardando unos segundos en silencio para lograr su atención. Nuestra proactividad y arrojo para perseguir a los xenon lejos de las fronteras del Protectorado. Perseguir sin tregua por el Hoyo y por Segundo Contacto II Punto Crítico a las naves de la IA hasta acabar con ellas ha sido visto con muy buenos ojos. No solo por las bajas enemigas, sino por hacerlo en territorio de la Federación de Argon y la República de Antígone -afirma el Oficial.

El Capitán Klaus toma la palabra y pregunta: Oficial Hariken, con todos mis respetos… ¿eso no fue contraproducente? Es decir, invadimos el espacio de otras potencias y no dudamos en abrir fuego sin ningún tipo de permiso ni tratado.

-Cierto, Adegboye. Pero se da la circunstancia de que el Alto Mando aprueba estos comportamientos. Casi me pareció que estaban contentos de que hubiéramos actuado así -añade Kaibu. No somos nosotros quienes determinamos la política exterior del Protectorado, pero es indudable que aquella incursión más allá de nuestras fronteras ha sido bien recibida en la alta jerarquía. Lo ven como una demostración de fuerza y más poder de negociación con ellos en futuros encuentros diplomáticos.

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-Todos estos informes de flota han sido muy bien valorados por el Alto Mando, al cual se han unido los reconocimientos por mi labor como Oficial de enlace con los Pioneros de Segaris -miente transmitiendo seguridad en sus palabras. El puesto de “Oficial de enlace” no existe, pero Kaibu se lo inventó como parte de la jerarquía burocrática para justificar ante su tripulación sus frecuentes ausencias yendo al espacio pionero.

-Así que, por todo ello, el Alto Mando ha decidido darme una promoción y nombrarme Teniente de flota -afirma con una sonrisa de satisfacción. Las caras de sorpresa aparecen en los presentes, dando paso a aplausos y felicitaciones de la tripulación. Pero también a preguntas sobre qué implica este ascenso para la Flota Sombra.

-Como os dije al convocaros a esta reunión, esto va a traer cambios en la Flota Sombra. El Alto Mando nos va a asignar una corbeta clase Katana. Y como Teniente de flota que voy a ser, dirigiré nuestras operaciones desde esta corbeta -informa.

Esta última noticia también es motivo de celebración para la tripulación entera. Aunque hay tres sutiles reacciones demasiado discretas para ser percibidas por los demás. Mailli sonríe pero con cierta tristeza en su mirada; está trazando buenas relaciones profesionales y personales con Kaibu pero ahora el recién nombrado Teniente va a frecuentar otra nave. Yorimi aplaude pero se muestra inquieta; en su conflicto con Klaus, que el Teniente Hariken cambie de nave y se aleje de ella le da menos seguridad e influencia sobre el mando. Y Klaus muestra una sonrisa maliciosa, sabedor de que el traslado del Teniente a la corbeta deja a Yorimi sin un buen contacto frecuente.

-¡Entonces vamos a ampliar la tripulación de la flota en breve! -afirma Takaharu. Estoy deseando conocer a quienes se incorporen en el equipo… -dice con tono ambiguo, lo cual hace que Katherine le mire con la ceja enarcada. Al menos nos dejarás visitarles en la corbeta, ¿no, Ofi… Teniente?

-Sí. Todos tendréis la oportunidad de ver la corbeta y conocer a los nuevos. Pero os informo de que Santiago y Collins se vienen conmigo a la Katana. Son mi equipo de confianza y os quiero a mi lado -les dice mirándolas a ellas.

La noticia provoca reacciones entre el equipo. Las más notorias son las acusaciones jocosas de enchufismo o la alegría de Mailli y Yorimi por la decisión. La más discreta, el disgusto de Klaus. Durante varios segundos, Yorimi y Klaus cruzan miradas desafiantes, la mujer más satisfecha y el hombre más sombrío.
Kajind
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Re: [AAR - X4] Kaibu Hariken

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10-11-2995: Las escapadas de Trosulis

-Pues yo me podría acostumbrar fácil a una vida así -dice con aire distraído Kaibu.

Mizuki, a los mandos de la Nexo, se gira discretamente y observa a su amigo sentado en la parte de atrás de la cabina, dándole la espalda. Le llama mucho la atención la naturalidad con la que ha hecho esa afirmación. Llevan las últimas horas recorriendo territorio no amistoso, entrando en las zonas de conflicto entre la República de Antigone y los xenon. Han estado esquivando los proyectiles y los asteroides, pilotando a toda velocidad para saquear las mercancías y los contenedores a la deriva de las naves abatidas. Han sido disparados y han tenido que huir cuando los hostiles se han vuelto hacia ellos para salvar la vida. Y tras escapar, han vuelto una vez que han perdido la atención de los combatientes para seguir saqueando la zona de batalla.

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La mujer se pregunta qué tipo de vida tiene dentro del Protectorado para que todo un Teniente de flota con autoridad y privilegios se sienta agusto y tranquilo recogiendo las migajas de la batalla en una pequeña nave. Ahora mismo estaban cruzando a solas y sin escoltas sectores piratas, con los ojos bien abiertos para no ser interceptados o atacados por naves mucho más poderosas que la que llevaban.

Ser piloto de la flota espacial del Protectorado había sido siempre su sueño, el de los tres amigos cuando eran pequeños. ¿Cómo es que le resultaba tan atractiva una vida tan precaria como esta? Mizuki sospecha que hay algo detrás de las apariencias que Kaibu oculta y que no pinta bien…

-Estamos llegando a la Puerta de Salto de Avaricia IV… ¿has estado alguna vez aquí? -pregunta la capitana.

-No, nunca. Pero ya sabes lo que se dice -comenta mientras se incorpora y se acerca a la consola auxiliar, para supervisar el radar. Oleadas de fuego solar que recorren periódicamente el sector arrasando con todo lo que engullen.

-Pues no quiero acabar como un pastel quemado en un microondas, Kaibu. Así que vamos a toda prisa a refugiarnos -señala, aumentando la velocidad de la nave justo antes de cruzar la Puerta de Salto.

Al otro lado de la misma, el espectáculo es un tanto tenebroso. Al contrario que en otros sectores, todo el firmamento es de color oscuro y rojizo, con una omnipresente y amenazadora estrella de cuya superficie refulgen ondas flamígeras de energía. El interior de la cabina de la nave se inunda de las mismas tonalidades, reflejandose en los rostros de ambos pilotos que miran serios y cautivados el paisaje espacial.

El silencio domina la cabina mientras la Nexo avanza a toda velocidad hacia un inmenso asteroide a unos centenares de kilómetros. Lo alcanzarán en breve, pero la imprevisibilidad de las oleadas les intranquiliza. A medida que se acercan, vislumbran más detalles de Tidebreak, la estación espacial construída en el asteroide que sirvió de refugio original cuando las oleadas comenzaron a suceder hace unos 25 años.

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El ambiente se destensa poco a poco cuando llegan al rango de comunicación con la estación, solicitando el permiso de aterrizaje al centro de control. En cuestión de minutos, la Nexo está penetrando al interior del asteroide y encaminándose a la plataforma de aterrizaje asignada. La nave se posa sobre la superficie metálica sin incidencias.

-Mizuki, voy a por Trosulis. Le he estado llamando pero no responde a la comunicación. Espérame en el observatorio y llévate a Nathan para que tome el aire un poco -comenta mientras se enfunda una chaqueta antes de bajar de la nave.

-De acuerdo, aunque dudo que quiera venir -asegura la mujer.

-Pues debería salir de su cubículo y relacionarse más -dice a modo de reproche. Pero Mizuki solamente se encoge de hombros ante el comentario de Kaibu. El hombre niega levemente con la cabeza y sale de la Nexo con paso decidido.

El terráqueo comienza a caminar entre las plataformas de aterrizaje donde el tráfico espacial es constante. Pero, al contrario que en lugares más prósperos como el Protectorado o incluso el espacio de los Pioneros de Segaris, los Riptide Rakers son una sociedad poco organizada que sobrevive en este sector hostil. Y eso se nota en pequeños detalles como la ausencia de uniformes del personal de la estación o la falta de fuerzas militares. Kaibu los observa analizando las múltiples vulnerabilidades que tendrían en caso de invasión. Aunque… ¿quién querría invadir un lugar maldito como Avaricia?

Finalmente, localiza a lo lejos a la Vifilkin, la nave que capitanea Trosulis y que le rescató de una probable muerte en el pasado. Ocurrió hace no mucho, cuando fue teletransportado por la anomalía y quedó abandonado dentro de su traje espacial a muchos sectores de distancia. Aunque pequeña y con poco espacio de carga, esa nave tiene algo especial para el terráqueo: nunca olvidará la alegría infinita que sintió cuando la vio aparecer de la nada allí varado en la soledad del espacio.

Kaibu se aproxima a la escalerilla lateral, observando que la nave tiene la puerta abierta. Sube por ella y, antes de llegar a entrar, ya ve a Trosulis echado sobre su asiento de piloto. Parece estar dormido, aunque lleva el casco puesto, lo cual disimula su estado.

El humano entra en la nave declarando en voz alta: ¡Inspección sorpresa! El teladi da un respingo y se gira inmediatamente en su asiento. Kaibu no puede verle la cara pero está seguro de que se ha llevado un buen susto, sin poder evitar reírse.

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-¡Kaibu! ¡Por el huevo dorado! ¡Qué ssussto me hass dado! -protesta el piloto levantando su puño de garras cerrado.

-Vamos, Trosulis. No deberías dormirte ahí sentado. Podría haber sido cualquier bribón que te robara la nave -advierte, echando un vistazo rápido al interior de la Vifilkin.

-Esstán miss primoss ahí detráss. Echarían a cualquiera que sse atreviera a poner un pie aquí dentro, Kaibu -replica el pequeño reptiliano.

-Sí, claro… -responde el terráqueo sin convencimiento. Venga, ven, que tenemos que hablar. Mizuki nos espera en el observatorio, que dicen que hay unas vistas impresionantes del sector -comenta mientras se gira para salir de la nave.

Teladi y terráqueo caminan durante varios minutos por las zonas de aterrizaje y los ascensores de la estación hasta llegar al observatorio de Tidebreak. Se trata de una amplia zona de esparcimiento protegida por una sólida cúpula que protege de las oleadas solares. Un establecimiento adosado a la pared del asteroide vende bebidas de diversos tipos e individuos de diversas especies y orígenes se acomodan y charlan aquí y allá ante tan único paisaje.

Ambos observan a Mizuki, que se halla sentada alrededor de una pequeña mesa en una de las terrazas, con unas buenas vistas del lugar. Efectivamente, el tímido Nathan ha vuelto a rehusar un encuentro con desconocidos y se ha quedado en la Nexo. Trosulis y Kaibu compran un par de bebidas y se encaminan hacia allá, sentándose junto a la mujer. Los primeros minutos pasan entre saludos y comentarios sobre el lugar en el que se encuentran, explicando el teladi algunas anécdotas que le han ocurrido en el pasado en esa misma estación.

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-Bueno, Trosulis, vamos al grano -interviene al poco tiempo Kaibu. El terráqueo llamó ayer al teladi para preguntarle por dónde andaba, que quería reunirse con él. Para su sorpresa, el reptiliano le citó aquí, en Tidebreak. Clarissa se queja de que apenas estás ayudando a las labores de transporte de las células de energía de la Base. Que te llama y no le respondes.

-Kaibu, yo no ssoy un transsportissta. Puedo echar una zarpa llevando cossass de aquí a allí de vez en cuando. Pero yo ssoy un alma libre, no valgo para esstar obedeciendo como un droide. Y menoss a alguien tan dessagradable como Clarissssa, dicho en claro -se explica Trosulis.

-En eso te doy la razón -interviene Mizuki, que también ha llegado a conocer a la administradora de la Base. Clarissa no es la compañía más agradable para tener, pero no tienes que ser su amigo. Solo coordinarte bien con ella.

El hombre asiente y añade: Clarissa es una gran profesional y si pide algo, es porque es necesario y beneficioso para todos.

-¿Para todoss? ¿O para ti? -responde escéptico Trosulis. Yo no veo beneficio de lass ventass de la Basse…

-Para mi y para ti -asevera Kaibu más serio. Y prosigue: O, ¿de dónde te crees que van a salir los créditos para comprar la Manticore que pilotarás?

Mencionar la nave hace que el ánimo del reptiliano cambie. ¡Ah, ssí! He vissto que los Riptide venden navess chatarrerass bien equipadass por unoss doss milloness y medio de créditoss en el muelle de Avaricia. ¡Ahí podemoss consseguirla! -exclama con tono ilusionado.

-Mira, esto sí que te parece bien… -comenta Kaibu a modo de crítica pero rebajando su seriedad. Se echa sobre el respaldo del asiento, cogiendo su bebida y dándole un sorbo. Y, a continuación, mira fijamente al teladi y le ordena: Trosulis, tienes que dejar de perderte, al menos hasta que consigamos tu Manticore. Cuando la tengas podrás ir a tu bola por donde quieras recogiendo naves destrozadas, pero hasta entonces quédate en la Base disponible para Clarissa.

El teladi baja la mirada y niega por momentos, para volver a levantar la vista y añadir: No puedo irme de Avaricia, Kaibu. Tengo tratos pendientes aquí… -admite.

-¿Tratos? ¿Qué clase de tratos? El principal trato que tenemos es el Pacto entre nosotros, Trosulis. El que nos va a dar los máximos beneficios... con los que vamos a comprar la Manticore -dice con algo de mosqueo.

-Estoy ayudando a una teladi, Kaibu -se justifica el reptiliano. Tuvo una avería con ssu carguero y quedó varada ahí fuera -dice levantando su garra y señalando al exterior. La resscaté a tiempo antess de que una oleada acabara con ella y la esstoy ayudando a recomponer ssu negocio -explica con tono lastimero.

-Pero ya has hecho bastante por ella, Trosulis. ¡Deja que los demás se ganen la vida como puedan! No tienes ninguna responsabilidad con esa piloto ni puedes ir ayudando a todo el mundo que necesita algo -le espeta, presionándolo para que deje de lado distracciones innecesarias.

-Pero, ess que… ess que… -dice vacilante bajando la vista. Ess que… quiero tener máss trato con ella…

Los demás tardan unos segundos en silencio en entender lo que Trosulis quiere decir. Pero pronto caen en la cuenta de sus intereses del teladi, más personales que profesionales con esa teladi. Las reacciones de los humanos son notorias. Kaibu levanta los brazos y se lleva las manos a la cabeza, mientras Mizuki se ríe con sorpresa ante la sorpresiva confesión de Trosulis.

-¡No me digas que llevas semanas escaqueándote de la Base para ligar con una... teladi! -dice el humano en tono indignado, evitando en el último momento soltar una palabra despectiva para referirse a su especie.

-¡Kaibu! ¡No te enfades! Es una buena razón, todos tenemos una vida más allá de los mandos de una nave -señala divertida la mujer apoyando al reptiliano, que asiente a las palabras de ella.

-Pero, pero… -replica Kaibu, buscando una razón de peso. Pero no puedes desaparecer sin más y dejarnos tirados, por mucha vida personal que tengas, Trosulis. ¡Avísanos cuando te vayas de aventuras íntimas! -le reprocha.

-¡Venga, Kaibu! Que aquí todos tenemos nuestras vidas ocultas, ¿eh? -le dice con toda la intención a su amigo, callándole la boca. Efectivamente, el humano tiene muchos secretos y dista mucho de ser transparente y rendir cuentas ante otros.

Girándose hacia el teladi, Mizuki pregunta: Y, ¿cómo se llama tu amiga? ¿Cómo es? -pregunta curiosa.

-Se llama Dagobass… Dagobass Lahubassiss Yoriloss III -responde animado mientras saca un pequeño dispositivo con pantalla de su cinturón. Mira, ess essta -asegura, mostrándole a la mujer una imagen de una teladi.

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Mizuki hace algunos halagos ante la fotografía y comienza a charlar con el teladi sobre cómo fue el rescate en el que se conocieron y cómo se llevan. Mientras tanto, Kaibu se apoya con su codo en el asiento y la cara apoyada en la palma de su mano, dando por perdida la conversación por ahora. Pero dándole vueltas a la cabeza el cómo articular su discurso para que, cuando se dejen de charlas íntimas, poder negociar un acuerdo con el teladi para que ayude más a Clarissa a cambio de la Manticore.

La pregunta directa de Mizuki le saca de sus cábalas y se descoloca. Y tú, Kaibu. ¿No tienes ninguna aventura íntima por ahí? -dice con tono travieso y divertido. El rostro impávido de Kaibu oculta el remolino emocional que se desata en su interior. No hace mucho que la cosa acabó muy mal con su última pareja en Marte y lo último que quiere es rememorar esos recuerdos…
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Re: [AAR - X4] Kaibu Hariken

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19-11-2995: Los pobladores de la Base Hariken

El trabajo realizado por los teladi es impecable. Con el objetivo de terminar la primera fase de ampliación de la base, Clarissa había contactado y pagado a un contratista reptiliano para que se encargara con su equipo y materiales de construir un módulo de hábitat para humanos en la estación. No había sido barato conseguir la planificación arquitectónica de los técnicos de Segaris pero, una vez conseguida, el contratista teladi no ha tenido problema alguno en hacerla realidad.

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Clarissa, Mizuki y Kaibu deambulan por el interior de la construcción recién terminada, impoluta pero casi deshabitada aún. La anfitriona le enseña a la pareja de pilotos las instalaciones para acoger a los trabajadores de la estación espacial: las esenciales como alojamientos y comedores, las logísticas como pequeñas bahías de atraque y almacenes, hasta las de ocio y esparcimiento como los campos deportivos. Sin duda un trabajo excelente, piensa el terráqueo, satisfecho de los resultados de la dirección de Clarissa. De hecho, es la primera vez que Kaibu ve a la mujer con el rostro alegre en algunos momentos de la visita. Tiene que ser importante para Clarissa el poder alojar y dar trabajo a pioneros en la base, razona el piloto. Descubrir la razón que hay detrás de ello es un objetivo propio de Kaibu, para conocer las motivaciones íntimas de su socia y evitar posibles sorpresas desagradables en el futuro.

La directora de la estación afirma que hay capacidad para cien personas, pero que necesitaría casi cinco veces más para optimizar la producción de células de energía. Kaibu le para los pies y le rebaja las expectativas, asegurando que no hay fondos para costear esa inversión ahora mismo. La ambiciosa mujer no acepta esa respuesta y le replica, aunque el hombre corta la conversación y le indica que hablarán de ello tranquilamente en el despacho. A pesar de la discreta alegría de la mujer por hacer realidad esta ampliación, a Kaibu le queda la sensación de que Clarissa nunca está satisfecha y siempre va a exigir más por sistema.

No se demoran mucho hasta que terminan la visita y salen del módulo recién construído. El trío se separa en uno de los ascensores, con Mizuki marchando a la zona de atraque donde los primeros trabajadores contratados están realizando algunas labores de mantenimiento. Mientras tanto, Clarissa y Kaibu se dirigen a las oficinas de administración. Una vez allí, la directora comienza a encender las pantallas de su despacho y a cargar informes para discutir con Kaibu.

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-La cifra final es de 8.719.700 créditos. Ese ha sido el coste de la ampliación de la base, incluyendo la planificación, los materiales, la mano de obra de construcción y los suministros para los trabajadores -señala la mujer sentada en el asiento tras su escritorio, ya sin rastro alguno de la alegría que mostraba durante la visita al módulo de hábitat. Eso, sin contar las horas de vuelo de nuestras naves para comprar y traer los materiales necesarios.

-No tuviste problemas con Trosulis, ¿verdad? -pregunta Kaibu en pie ante una de las pantallas, girando la cabeza para mirar a la mujer.

-No, se ciñó a mis indicaciones -responde escuetamente. Aunque estaría genial que evitara meterse en problemas con los malditos piratas para las próximas ocasiones.

-Él no buscó a los piratas; los piratas lo buscaron a él -puntualiza el hombre. Tuvimos la fortuna de que estaba ya cerca de la estación y pudimos salir a socorrerle. Vuelve la vista a la pantalla sin olvidar este lance. La llamada de alerta de Trosulis le pilló a Kaibu atracado en la base y le obligó a salir corriendo a la Nexo, nada preparada para el combate. A los mandos de la nave, Kaibu se unió a los demás cazas de la base para atosigar al destructor pirata. Afortunadamente pudieron dar cobertura a Trosulis para escapar con los materiales de construcción y se retiraron, pues el destructor era un objetivo demasiado ambicioso para las pequeñas naves que salieron al rescate.

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-De todas maneras, ya no tendrás más problemas con Trosulis. El comentario hace que Clarissa enarque una ceja, intrigada. Ahora mismo está probando la nueva Manticore que lleva pidiendo semanas. Su prima Monisessas será quien pilote a partir de ahora la Vifilkin a tus órdenes -asegura. A su mente se le viene la cabeza los saltos de alegría que daba el reptiliano cuando se la enseñó. Kaibu niega instintivamente con la cabeza al recordar que ha bautizado a la nave con el mismo nombre de la teladi a la que pretende, Dagobas.

-De acuerdo -asiente Clarissa, aunque redirige la conversación al asunto que le interesa. Y sobre las siguientes inversiones, hay dos prioridades. Por un lado, ampliar la capacidad de acoger trabajadores, para optimizar nuestra producción -asegura, haciendo hincapié en ello. Y, por otro, necesitamos más defensas para nuestra base. Estar en espacio teladi no nos libra de los riesgos de piratas, kha’ak o xenon.

-Sí, lo se. Ya has visto que en cada visita que hago a la base, traigo torretas que despliego en los alrededores -asegura el terráqueo.

-Pero no es suficiente, Kaibu. Necesitamos torretas y drones defensivos, además de ampliar nuestra flota de naves -indica Clarissa, mientras teclea buscando alguna información en su consola para apoyar sus argumentos.

El hombre se gira hacia ella y levanta las manos para detenerla antes de proseguir. Clarissa, ya se que necesitamos más defensa. Pero no tenemos los fondos suficientes ahora, ya te lo dije. No voy de farol cuando te digo que necesitamos hacer más caja.

-Kaibu, no habrá nada para hacer caja si nuestra base o nuestras naves son destruidas -replica tajante la mujer. Los kha’ak y los xenon aparecen periódicamente atacandonos. Y no dudes que los miserables del Pacto de Escamas o el Sindicato Vigor aprovecharán cualquier oportunidad para saquearnos y abordar nuestras naves. ¡Tenemos que ser capaces de defendernos por nuestra cuenta sin el apoyo de los reptilianos! ¡Hay peligros ahí afuera!

-¡Ya se que hay peligros ahí fuera, Clarissa! -replica molesto el terráqueo por el tono de la mujer. Los xenon destrozaron el muelle teladi del Centro de Beneficios Alfa que usábamos para el mantenimiento de nuestra flota. Y también he presenciado como han estado atacando con fiereza una estación defensiva de la Liga Libre en Elección de Hatikvah I.

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-¿Qué te crees que llevo haciendo en esta última semana? Intento congraciarme con las fuerzas armadas de los teladi, el Ministerio de Finanzas, cazando criminales para ellos alrededor de sus estaciones. Su muelle está cerca, en el sector Dieciocho billones, pero son un hueso duro de roer para ganarme su confianza. Mientras tanto, nuestras naves necesitan ir al lejano espacio de la República de Antigone para reparaciones y repostajes. Y, al menos, ellos toleran nuestras naves porque la Federación nos tiene en el punto de mira -se lamenta en voz alta.

Clarissa calla y hace un gesto ambiguo ante el arranque de Kaibu que, procurando tener un tono un poco más calmado, prosigue: Te encargué información sobre las inversiones para las actividades de reciclaje a las que nos comprometimos con Trosulis. Pero, antes de eso, investiga sobre las alternativas de defensa de la base. Ahí es donde irá el siguiente paquete de inversión -sentencia.

La mujer hace un amago de replicar, pero vacila y decide callar y asentir. Aunque tras unos segundos de silencio, pregunta: ¿De cuántos créditos estamos hablando para gastar en defensa? ¿Cuántos fondos existen?

-Primero estudia las posibilidades e infórmame a través de Mizuki. Según las opciones que me presentes y los fondos disponibles, decidiré -asegura el hombre, no queriendo revelar la situación económica a Clarissa. A fin de cuentas, toda la financiación de esta aventura está saliendo de las cuentas personales del terráqueo, alimentadas por su sueldo del Protectorado, por sus trabajos independientes y por los beneficios de la Base Hariken. No desea compartir información tan sensible a la pionera.

El pequeño dispositivo de su cintura comienza a parpadear. Kaibu lo coge y observa el mensaje de su pantalla.

-¿Por qué no puedo hablar directamente contigo? -pregunta sin rodeos Clarissa.

Kaibu levanta la vista hacia la mujer y le responde: Porque no estaré disponible en las próximas semanas. El hombre guarda su pequeño dispositivo y da unos pasos hacia la puerta. ¿Algo más que nos quede pendiente de revisar?

-El balance de resultado del último mes y las decisiones comerciales para el mes entrante, entre ellas los precios de venta y la reorganización de las naves para abastecer la base -dice de mala gana, claramente poco agradada de que Kaibu esté dando por cerrada la reunión.

-Confío en ti para estas gestiones, Clarissa. Tengo que marchar, pero haré por pasarme por aquí en breve -asegura, emprendiendo con paso apresurado el camino al exterior del despacho. No la ve, pero intuye que la mirada penetrante del rostro serio de Clarissa se le clava en su espalda.

Pero eso ahora no le importa a Kaibu. Ha recibido un mensaje en clave de la Agencia del Servicio Secreto del Protectorado para acudir a un encuentro urgente. Debe partir de inmediato hacia Sol y procurar no traer la atención sobre sí mismo, así que quiere estar cuanto antes allí. Pero antes, tiene una conversación pendiente. En cuanto sale del despacho de Clarissa escribe un apresurado mensaje en su dispositivo.

Con paso acelerado, a través de pasillos y ascensores, el terráqueo llega a la zona de atraque. Se dirige a la Nexo cruzándose con los trabajadores pioneros que empiezan a poblar la estación espacial. En el interior de la nave acaba de citar a Dal Busta, con el que quiere hablar a solas y poner las cartas sobre la mesa boca arriba…

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