27-10-2995: ¿Emboscada en el despacho?
Los datos de los informes revelan la actividad de la flota Sombra, a cargo del oficial Kaibu, durante las últimas dos semanas. Asociada a la estación espacial NLG-781, la plataforma de defensa ubicada en el centro del sector Getsu Fune, la pequeña flota ha estado en estos días patrullando el espacio y brindando apoyo a las demás fuerzas del Protectorado ante las incursiones de los xenon. La Puerta de Salto hacia el sector Estímulo Salvaje II es la vía por la que las hostiles naves dirigidas por la IA entran y hostigan con frecuencia las fronteras del Protectorado.
Kaibu revisa todos los datos de navegación, escaramuzas y daños causados y recibidos por su flota en el monitor auxiliar de la cabina de la Gla-Kai. Centrar su atención en la supervisión de la flota le permite mantener a raya los nervios y la preocupación de lo que está por venir. A escasos metros de él, la Capitana Santiago lleva los mandos del caza pesado a través de los sectores de Sol, seguido de cerca por el caza Trueno Aterciopelado y la corbeta Primus. La Capitana ha sido la comandante al mando durante su ausencia en estos quince días.
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Takahashi, tu contribución bélica es la más baja de la flota -comenta Kaibu sin apartar la vista de la pantalla.
Desde el altavoz de la cabina suena la respuesta:
Es natural, señor. En los muelles han sido incapaces de modificar esta corbeta xenon para instalar láseres. Solamente cuento con dos torretas de aguja de apoyo a nuestros cazas. Menos potencia y cadencia de disparo, señor -transmite la Capitana de la Primus con naturalidad desde su nave.
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Oficial, si me permite una sugerencia, sería de utilidad incluir un ingeniero en la Primus. Sin él, cada día de patrullaje la Primus debe pasar por los muelles para las reparaciones menores -afirma la Capitana Santiago.
Se que esto dejaría sin capacidad libre para más tripulantes a la corbeta, pero en el resto de la flota tenemos espacio si hiciera falta recoger individuos o cápsulas.
Kaibu se lo piensa unos segundos antes de responder.
De acuerdo, sugerencia aceptada. ¿Alguna otra cuestión de la que queráis informarme? -pregunta el Oficial, cerrando la pantalla del informe.
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Nada, señor. Le agradezco la ampliación de la tripulación -dice la Capitana de la Primus.
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Negativo, Oficial Hariken -responde el Capitán Adegboye desde el Trueno Aterciopelado.
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Collins, cursa la orden de reclutamiento para el muelle espacial de Marte. Cuando terminemos las reuniones saldremos hacia allá -afirma Kaibu.
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De inmediato, Oficial -responde Collins desde su puesto dentro de la Gla-Kai.
La pequeña flota llega a las inmediaciones de la base orbital del Protectorado en Marte, la estación que sirve de base de operaciones militares y la sede de la Agencia del Servicio Secreto, aunque este último dato apenas es conocido por la mayoría de la jerarquía de pilotos. Ya que Kaibu prevé estar poco rato en la estación, solamente la Gla-Kai pide permiso de atraque mientras las demás orbitan a su alrededor.
El caza aterriza sin problemas en la zona señalada por el control espacial. El lugar bulle de actividad, tanto de naves civiles comerciales para las necesidades militares del Protectorado como de naves militares de pilotos de alto rango. Kaibu no es el único que acude aquí a reportar presencialmente de sus responsabilidades.
El Oficial abandona el caza seguido de la Capitana Santiago, que afirma que necesita comprar algunas cosas. Pero cuando ambos se alejan de la nave camino a los ascensores, la Capitana le habla en tono bajo para no ser escuchado por otros visitantes de la estación.
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Kaibu, la tripulación se hace preguntas -le revela la mujer.
En las ocasiones en las que el terráqueo ha compartido ratos distendidos con los pilotos de su flota, se permite un cierto compadreo sin dejar de ser llamado “Oficial” o “Señor”. Pero con Mailli es diferente; ella es su mano derecha en la flota y ha estado forjando una relación de confianza para que sea sus ojos y sus manos entre la tripulación. De hecho, es la única que llama al oficial por su nombre en privado.
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Dos semanas sin aparecer es mucho tiempo. Han estado especulando qué haces en el espacio pionero… y no todas las deducciones son amables -le transmite.
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¿Algo de lo que deba preocuparme, Mailli? -le responde serio sin que ambos dejen de caminar por los concurridos pasillos de la estación.
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No, aún no -esa coletilla final no le ha gustado a Kaibu.
Pero estoy segura que les tranquilizará saber qué hace su Oficial ausente mientras nos jugamos el pellejo contra los xenon. Tras unos segundos de silencio, observando la falta de respuesta del hombre, la Capitana añade:
Al menos, una versión oficial que acalle los rumores.
Kaibu no puede evitar esbozar una media sonrisa. Le ha mostrado lo suficiente a Mailli en estos meses atrás como para que intuya que hay actividades secretas que su Oficial realiza al margen de ellos. Pero hasta ahora se ha mostrado leal y sensata en sus consejos; bien le vale la pena cuidar esa relación.
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De acuerdo, así lo haré. Gracias por informar -dice con tono serio, pero procurando suavizar sus formas con un amago de sonrisa a modo de cercanía.
Ambos se separan a los pocos metros y, por unos instantes, el hombre plantea en su cabeza qué decirle a su tripulación. Pero pronto decide que esa es una tarea para después de la importante reunión que tiene por delante. Es posible que sus cartas estén boca arriba en contra de su voluntad y que en la reunión a la que se dirige con la agente Shiratori sea señalado como el individuo al mando de la estación espacial teletransportada. No quiere darle pábulo a esos pensamientos, pero incluso podría ser este el último día de Kaibu como ciudadano libre del Protectorado. ¿Está metiéndose en la boca del lobo al acudir a este encuentro?
A la vuelta de las Provincias de la Deriva la agente Shiratori le había transmitido en comunicación cifrada un cambio de prioridades. No más esfuerzos por ahora en los Pioneros de Segaris, sino en la Liga Libre de Hatikvah. Ninguna noticia ni requerimiento sobre el descubrimiento de los boron.
La Liga, separatistas de la Federación de Argón, se ha relacionado desde su formación con piratas y criminales espaciales. Aunque últimamente parecen querer tomar una posición más diplomática y consolidada como facción independiente y reconocida. Shiratori le dio referencias de un individuo independiente que estaba colaborando activamente con la Liga, Dal Busta, con muchas conexiones e influencia. Ganarse a Dal serviría no solo para conocer la realidad de la Liga y la Federación, sino que la Agencia podría contar con él para futuras ocasiones, le explicó Shiratori.
Lo que la agente le ocultó en ese mensaje es que ella tiene una conexión personal con Dal y que se conocen bastante bien de antes. Shiratori había enviado a Kaibu para influir sobre el mediador de manera indirecta, ocultando su mano y la del Protectorado detrás de las acciones del Oficial.
Aunque trabajar con diferentes capas de secretos es algo previsible en una Agencia de Servicios Secretos, lo que a Kaibu no le ha gustado nada es el intercambio de información sensible que puede darse debido a esa relación personal entre Dal y Shiratori. Porque, tras los violentos acontecimientos recién ocurridos entre la Liga, el Pacto de Coraza de Escamas y la Federación de Argón, Dal Busta ha acabado llegando a la Base Hariken para refugiarse huyendo de los problemas. Los rumores de una estación teletransportada que opera independiente en Gran Intercambio I habían llegado a los oídos del mediador y Kaibu se lo encontró hace un par de días allí.
El Oficial tuvo que tomar la decisión de expulsarlo o acogerlo sin tiempo para meditarlo. No tiene la confianza para abrirle las puertas de su base secreta al mediador. Durante la última semana Dal ha estado colaborando en favor de la Liga y, sin duda, es un tipo con grandes conexiones y recursos. Aunque, al igual que ayer estaba con la Liga, mañana puede estar con algún enemigo de Kaibu. Pero… expulsarlo de la base supondría ganarse su hostilidad o, al menos, provocar su resentimiento al negarle refugio y colaboración.
En aquel momento Kaibu razonó en cuestión de segundos que era mejor tenerlo cerca que lejos, aún con la oposición de Boso Ta a dicha decisión. El mediador se mostró sorprendido de encontrarle allí y descubrir su mando en la estación, pero agradeció su aceptación y empezó a instalarse en la base. Es en esa conversación donde el Oficial supo de la relación personal entre Shiratori y Dal.
Esta relación, precisamente, es lo que puede causar la desgracia de Kaibu. Que ambos se conozcan disminuye drásticamente las posibilidades de mantener escondida la Base Hariken a los ojos de la agente. Eso si no ha sido ya Shiratori informada de todo. De ahí el miedo que tiene el Oficial de que durante la reunión a la que está llegando sea arrestado por operar a espaldas de la Agencia.
Kaibu traspasa las puertas del despacho de la agente. Se encuentra ubicada como siempre en su atril elevado y, esta vez, con dos secretarios trabajando sobre sendas pantallas cerca de ella. El Oficial no pierde ningún detalle de lo que ocurre en la estancia, vigilante ante el devenir de la situación.
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Oficial Hariken, las cosas se han precipitado en el espacio de la Liga en estos últimos días. ¿Has llegado a contactar con Dal Busta? -pregunta la agente sin más preámbulos.
Por sus primeras palabras se desprende que Shiratori no se ha comunicado con Dal desde la llegada del mediador a su base. O, al menos, eso es lo que quiere aparentar. El terráqueo decide mantener las apariencias hasta que la agente no le acorrale:
Sí, en efecto. La Liga estaba desesperada cuando llegué y necesitaban a alguien que hiciera el trabajo sucio que proponía Dal.
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¿Y bien? -responde la mujer, sin dar más información al hombre de lo que realmente sabe.
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En estos días he seguido sus instrucciones y me he empezado a ganar su confianza. No se si va a seguir colaborando con la Liga, pero puedo seguir comunicándome con él y hacerle las propuestas que la Agencia necesite -asegura. Kaibu escoge con cuidado sus palabras para no revelar que sabe dónde se refugia, lo cual llevaría a una conversación que no quiere tener.
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Bien hecho, Oficial. No pierdas el contacto personal con él, puede ser un valioso activo para un futuro cercano ante los acontecimientos que se avecinan -indica la agente. Kaibu comienza a relajarse un poco ante la conversación. Sepa o no Shiratori sobre la estación y su implicación con ella, al parecer las cosas van a seguir como están por ahora.
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Se han reportado combates entre los piratas del Pacto, la Federación y la Liga. ¿Qué es lo que ha ocurrido exactamente? -exige saber la mujer.
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La Liga quiere desvincularse de los piratas, pero estos no se lo han puesto fácil. A pesar de haberles pagado bien, los piratas aseguran que se les ha faltado al respeto y han intentado reducir a cenizas a la Liga. La Federación se ha inmiscuido protegiendo… o intentando tomar el control de la Liga, combatiendo contra los piratas -relata Kaibu.
Me pareció escuchar que la líder de la Liga está ahora en manos de la Federación.
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Ajam… -responde meditabunda la mujer. Durante unos segundos de silencio clava su mirada en el hombre y le pregunta tras elevar sutilmente una de sus cejas:
¿Cómo has conseguido mantener la cobertura dentro de la Liga?
El gesto y la pregunta vuelven a poner en guardia a Kaibu. Está convencido de que tarde o temprano esta mujer le va a causar problemas.
Llegué el último a la Liga y me asignaron todos los marrones que nadie quería. Tratar con los piratas, sabotear entregas del Pacto, patrullar zonas calientes, etc... Para ello he estado usando naves y tripulación de los pioneros y de la Liga, así que no hay nada que me relacione con el Protectorado -asegura.
Shiratori asiente levemente y relaja su gesto facial. Aparentemente, sus respuestas están siendo las adecuadas para no meterse en problemas.
¿Sigo profundizando en los contactos con la Liga? -pregunta el hombre.
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No, la Liga no ocupa una gran posición en nuestra lista de prioridades… Por momentos parece que la mujer va a decir algo más, pero cierra su boca antes de añadir nada más. Cambiando de tema, prosigue:
Tus esfuerzos van a ser recompensados. No estás adscrito a la Agencia del Servicio Secreto, pero voy a proponer que te promocionen en el escalafón del Protectorado. Mayor paga, más flota bajo tu servicio. Pero vas a tener que mostrar mayor presencia en Sol, al menos hasta conseguir el ascenso. Lidera tu patrulla y haz méritos en las fronteras para justificar la promoción. ¿Entendido? -pregunta sin rodeos.
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Si, agente -responde escuetamente, evitando también los rodeos. Por la cabeza del piloto pasan muchas posibilidades: que Shiratori quiera tenerlo alejado de su Base para contactar con Dal o para ejecutar una operación encubierta en la estación; que quiere tenerlo cerca de Sol y vigilado; que realmente esté contenta con su labor y sea un premio sincero sin trampa oculta… Sea como sea, Kaibu no tiene alternativas más allá que seguirle el juego y aceptar su aparente generosidad.
Gracias por su confianza, agente. Me incorporaré a mi patrulla de inmediato -añade.
Kaibu suspira aliviado al abandonar el despacho libre de acusaciones, aunque no se queda del todo tranquilo. La situación podría torcerse en cualquier momento y ya está dando vueltas en su cabeza cómo gestionar esa crisis cuando ocurra. Pero el pensamiento de dar una versión oficial a su tripulación le vuelve a la cabeza. Y, justo después, la necesidad de dar pautas a sus pilotos independientes fuera del Protectorado para que sigan sus actividades mientras él está ausente en estas semanas.
El Oficial se detiene en seco unos segundos y suspira hondo. Es hora de ir al bar a tomarse algo y pensar todo con más calma y tranquilidad. Y poder contactar con la Base Hariken lejos de su tripulación terráquea. La Base sufrió ayer un ataque de una incursión kha’ak, así que considera que hay que reforzarla. Se plantea ordenar a Yusmaeos que lidere y ponga todos los cazas disponibles a defenderla. Por otra parte tiene que pedirle cuentas a Clarissa de cómo avanza la gestión económica y si ha conseguido poner en funcionamiento la nave minera abandonada que encontraron. Y Trosulis… es un quebradero de cabeza para Kaibu. Considera que a ese reptiliano va a ser difícil controlarlo, un espíritu libre con poca adhesión a las normas. Por ahora se está dedicando a vagar por los confines de los sectores y haciendo encargos puntuales que le ordena el terráqueo, pero aún no ha encontrado una manera de que se ciña a una tarea de manera disciplinada. Con esos pensamientos en la cabeza, Kaibu traspasa las puertas del bar de la estación buscando la mesa más alejada y discreta de todas…